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Manual: "De la creación poética", aprender a entender la poesía y a escribirla, por Ramón Fenández Palmeral

Next: Ahora, amiga mía... Ahora, amiga mía que una flor de papel preside el aire, que el aire se deshace en dulces pétalos de jadeante miel en tus rodillas, ahora que no hablamos del otoño ya nunca más para no tropezar con tu mirada, ahora que te adentras por la vida, ligera, según dices, desposeída al fin de prejuicios, ideas recibidas, tiempo estéril, incomprensibles normas y principios, ay -ahora que la virginidad navega todavía como un barco vacío por oscuros telares, por intactos desvanes y sueños sin sentido, qué hacer en medio de la tarde, cómo entregarse sin terror de pronto y cómo confesar que detrás de tu lecho odiosa la inocencia, inservibles los claros pensamientos, traicionan palabras aprendidas en revistas de moda, tópicos de vanguardia, digo, tópicos que tan libre te hacen, aunque no de ti misma, aunque no de tu vientre inopinado donde súbito baja, feroz y sofocante, el duro golpe del corazón. Qué tierna insensatez la de estar solos, la del estremecimiento vergonzoso ante la voz del hombre Y el no estar a la altura de las propias palabras con esfuerzo aprendidas, pues ahora bien sencillo sería el acto del amor sin aquel eco soez de sumergidas tradiciones no expurgadas a tiempo, ahora que la misma indiferencia de las frases audaces y ante oídas del loro varonil tan propicia parece, si la conversación no fuera ya pretexto, argumento de un miedo mal oculto a no saber qué hacer en este trance. Demasiado tarde vuelves a recaer en frases y agudezas, mientras escondes el temblor que sube, absurdamente provinciano y burdo, de niña de agua dulce, desusada y antigua, hasta tus labios, mientras repites al pic-up la misma canción francesa que nos gusta tanto, que nos hace sentir más al corriente, casi no necios ni burgueses tristes. Qué fácil fuera ahora desnudarse, dejar caer el velo simplemente sin el terror oscuro que te ata a los núbiles senos, qué fácil fuera acaso si no fuera por la flor jadeante de papel amarillo que preside la tarde, por el desasosiego súbito que oprime hasta el dolor tu tímida cintura por la imposible confesión aciaga de tu añeja inocencia, por el urbano gesto de loro aclimatado a otras regiones con que el varón disfraza su animal procedencia, por los pasos de alguien que se acerca, por el timbre que suena como un ángel guardián ( te ruboriza sin poder evitarlo el pensamiento ) y la ocasión disuelve, mientras tú más segura recuperas ingenio y frases hechas, piensas que, al fin y al cabo, volverá a repetirse, prefabricada como es, y entonces no dudarás en entregarte, entonces- es decir, sin que llegue el deseo a pasión ni la pasión a amor ni el hálito terrible del amor al abrasado borde de tu cuerpo.
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 Texto del libro "De la creación poética", Ramón Fernández Palmeral. poeta de Alcicante. 

No sé por qué este libro mío es el que más vendo, de los 50 libros que tengo de diferentes temas.

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 “De la creación poética”, más que un ensayo teórico sobre poesía es un libro de creación poética para aprender y entender la composición y construcción de la poesía actual o contemporánea.Una vez entrado en materia, en el segundo capítulo, dedica un curso práctico a la creación poética; muy útil para los poetas que empiezan y para los que se han iniciado en ella. Te enseñará a entender la poesía académica y la poesía libre: Recoge los términos estilísticos, las figuras y las licencia poéticas.Dedica un apartado a la técnica de ser un buen rapsoda, puesto que ha participado en más de doscientos recitales en Alicante y su provincia. Tiene grabado vídeos de sus actuaciones. Este libro que puede ayudar a ganar premios de poesía. Ramón Fernández Palmeral ha sido jurado varios certámenes de poesía, ha ganado varios premios de poesía, ha escrito varios libros de poemas, dirige el portal de POESÍA PALMERIANA, blog donde imparte sus conocimientos de cuarenta años de poesía. Tiene su biografía en Wikipedia.
Todas las personas llevamos a un poeta dentro, lo que sucede es que, para escribir poesía hay que conocer la técnica y las figuras estilísticas de la Gramática, porque el poeta no nace, sino que se hace con lecturas y trabajo de emborronar borradores como hacía el gran Miguel Hernández, García Lorca, Machado, Neruda, Rubé Dario, Gabrielo Mistal, José Ángel Valente o todo aquellos que llegaron a ser grandes como Rilke, que nos enseñó que la poesía no hay que entenderla, sino sentirla

Ver uno de los textos:

Construcción de poemas

 

     Hay poemas que necesitan una voz lírica, un metro y una estructura, pues de lo contrario pierden su sentido. Saber esto solo depende de la intuición y el oficio del poeta. Los poetas contemporáneos deberíamos seguir investigado en las imágenes del cubismo literario, el humor surrealista, la escritura automática (que no es nueva, pero posee grandes posibilidades) o el absurdo, a imagen del teatro del absurdo.

    El lector de poesía debe exigir evolución y a la vez confabularse con los creadores hacia el entendimiento de los compromisos en los que se arriesga el poeta. Sería como crear obras pictóricas y fotográficas, pero con el juego o la paleta de las palabras, el retruécano de ellas, para en definitiva, crear lo nuevo, y no precisamente la belleza exterior sino expresiva. La rima y los ritmos ya pasaron de moda, debemos de buscar  la investigación poética a extremos de la vida invisible, la de las emociones y sentimientos interiores.

    El poeta-artista ha de innovar, o como dice el poeta zamorano Luis García Pérez ha de tener «muchas ganas de innovar» puesto que ello supone arriesgar, porque en definitiva el poeta como artista de la palabra analiza la realidad desde su óptica, y en palabras del referido García Pérez: «un análisis de la realidad para exorcizar la luz en busca de esa “aldea global feliz” en la que quepamos todos».

    El concepto de belleza cambia a través de los tiempos. El poeta manchego Francisco Caro, lo resume diciendo: ­«El más propio objetivo de la poesía es la belleza, antes que la emoción, el pensamiento o el impulso moral». Lo que entendemos que tras las palabras se crea una belleza expresiva, que impera más que la emoción. Otras ideas como la de José Corredor-Matheo son las de que la poesía ha de surgir de un vacío interior, esta idea podría incidir en la opinión de José María Valente que decía que toda poesía debe tener algo oculto, puesto que la poesía no consiste en decirlo todo, sino que ha de quedar un enigma, que podría ser lo del «vacío interior o la ausencia» de pasillo de corredor misterioso, como el viaje al interior de una pirámide.

    Es decir, escribir poesía es más sugerir que contar.

    Como arte expresivo de la palabra, Antonio Gala dice que «La poesía está por encima del teatro, por encima de nosotros mismos (…). En fin nadie se sienta a escribir poesía. La poesía es un don que te dan a ti y que tú tienes que traspasar a los demás». Pero, ¿cómo se adquiere?, con la práctica y el ejercicio, más la lecturas.

    La representación de un don como la de un duende que persigue a los flamencos, procedente de las musas, no es del todo cuento, puesto que el poeta-artista ha de trabajar mucho si quiere innovar en su arte; ha de leer mucha poesía contemporánea y ponerse, primero a imitar, y segundo a componer sus propios temas o trabajos. Similar al músico o cantante que ha de empezar a aprender a solfear, a distinguir las notas musicales, como el pintor ha de aprender primero a dibujar antes de pasar a pintar a la acuarela, al óleo o al pastel.

    Pero sin duda hoy en día el poeta debe ejercitarse en el ASE (arte sin espectador) o lo que yo llamaría «Arte Mi», es decir, mi pasión, mi arte, mi yo, mis conceptos, mi mundo… Donde el poeta expone su discurso sin esperar ser comprendido, adorado, admirado, incluido, sino que expone su arte como arte y nada más, sin esperar reconocimiento o agradar a los demás (salvo poesía amorosa dedicada a una persona). Sin esperar que revalorice la plusvalía del valor del arte. Aquí radica esta «poesía del peritaje», peritar la poesía para uno mismo, no para los demás. En la nueva estética del arte contemporáneo no buscar la aprobación de la mayoría. El arte no es democracia sino tiranía del lenguaje, y, sobre todo, desafíos mentales. La regla más certera para saber si vas por buen camino consiste en enseñarles a los amigos tus trabajos, y si a ellos no les gustan tus poemas, eso significa que vas por buen camino. La gente, en su mayoría no entiende de arte, tiene los gustos obsoletos en el realismo o el impresionismo y de ahí –esa idea figurativa de luz incrustada– no les censures, no es culpa de nadie, sino de la educación. Quienes saben son los expertos, los críticos, los que están todo el día leyendo poemas, como, es el caso de los directores y editores de  revistas dedicadas a la poesía y su creación.

 

     La poseía debe ser editada en libros, sencillamente porqueel libro es el soporte o recipiente de los poemas: el cuerpo físico. «Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana vencieron a esa condición efímera, fluyente, que llevaba la experiencia del vivir hacia la nada del olvido» (Emilio Lledó). El libro es, en realidad, un tiempo vertical escrito en un código cuyas clavijas se sitúan en una pared  rocosa por la que hemos de ascender a la cumbre.

 

     Por mi experiencia poética después de leer ríos bravos de poesía contemporánea he llegado a entender que algunos poemas son excesivamente narrativos, otros juegan a la ruleta rusa con las palabras, otros buscan metáforas impresionistas e impresionables. Cada poeta como cada artista de la palabra es un jugador de sus antojos y anteojos a ser soldado de la palabra machacada hasta resurgir en un majadillo de otra cosa con especias. A veces, con incomprensibles versos se dejan llevar por esa máxima de que la «poesía ha de tener cierto misterio y no debe explicarlo todo». Algunos se pasan y otros no llegan. John Berger llegó a no distinguir entre los vivos y los muertos.

    La poesía se hace fragmentos cuando explota, para llegar a todas la personas comprometidas con la verdad. Por qué no incluir en nuestro vocabulario las palabras que más se usan aunque sean anglicismos como Facebook, Twitter, email o correos electrónicos,wasaps, iphone, smartphon, móviles y toda la jerga de los tiempos contemporáneos que son los actuales de las Wed o Redes: trama en la que estamos inmersos. El lector será cómplice de nuestra nueva jerga. Los “no poetas”, no comprenden a los poetas. Que a veces, se extralimitan en la búsqueda de expresiones tan rebuscadas que no dicen nada como “navaja de agua” o “río de nubes”.

    A Gerardo Diego y Ortega y Gasset les unía una amistad epistolar, pero  por una crítica que Ortega hizo sobre los jóvenes poetas creadores españoles en El Espectador donde escribió: «…los poetas que salivan su poemilla». Gerardo Diego se sintió aludido y ofendido, y escribe su poema satírico «El Espectador y la saliva» contra su antiguo mentor y amigo, y de aquí surgió su separación...

 

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Enlaces:

José Ángel Valente (una de las voces más representativas)


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