Se publicaron la Elegias de Duino en 1923, una primer edición no venal, y la segunda de pago. Aquellos largos paseos por el camino de los arrecifes de Duino, fue interrumpido por un revelación divina, unos versos fundamentales sobre el anhelo y la angustia animal ante el Supremo: "Wer, wenn ich schriee, hörte mich denn aus der Engel Ordnungen?" ("¿Quién, si yo gritase, me oiría desde las órdenes (coros de los ángeles?"), versos que de inmediato anotó en su libreta con la convicción de que serían el comienzo de algo decisivo para su escritura y para su vida como una reacción frente al ser, un primer paso hacia lo eterno.
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