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"Rainer Maria Rilke: Poeta Puro. El contexto histórico de las Elegias de Duino", en Wall Street International, por Ramón Fernández Palmeral

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 René (Rainer) Maria Rilke nació en Praga el 4 de diciembre de 1875. Esta ciudad que pertenecía al Imperio Austrohúngaro, que se extendía a lo largo de 13 países y tenía cerca de 53 millones de habitantes. Praga era un territorio de los checos, un pueblo de origen eslavo en Centro Europa, pero, cuando Rilke nació, no existía todavía la República de Checoslovaquia que lo sería a partir de 1918. Por ello, decir Rilke es un poeta checo es incorrecto. Es un poeta austriaco que escribe en lengua alemana-austriaca. 

LEER completo en el prestigiosa revista WALL STREET INTERNATIONAL.  





La saga de los longevos. Familia que no envejece. Empezó en Amazon, pasó a Esfera de los Libros. Eva se ha hecho así mismo

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                                (Eva García Sáenz de Urturi)

 

La saga de los longevos. Familia que no envejece. La publicó en Amazon.

La superventas Eva García Sáenz de Urturi gana el premio Planeta con un thriller histórico

Página principal de La esfera de los libros> Agenda> Eva García Sáenz presenta 'La saga de los longevos' en el Certamen Internacional de Novela Histórica 'Ciudad de Úbeda'

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17/11/2012

El sábado 17 de noviembre a las 18.30 horas en el Hospital de Santiago

Eva García Sáenz presenta 'La saga de los longevos'en el Certamen Internacional de Novela Histórica 'Ciudad de Úbeda'.

 

La escritora Eva García Sáenz presentará su libro La saga de los longevos el próximosábado, 17 de noviembre, a las 18.30 horas, en la Sala Julio Corzo del Hospital de Santiago, dentro de las actividades del 1er Certamen Internacional de Novela Histórica «Ciudad de Úbeda». La novela, que mezcla ciencia, Historia, leyenda y romance, arrasó en formato electrónico y La Esfera de los Libros ha publicado ya la segunda edición en papel, gracias a una original trama, según los propios lectores: la historia de una familia que no envejece a causa de una mutación genética.

 

Eva García Sáenz transita desde un escenario actual, el Museo de Arqueología de Cantabria, por las distintas etapas de la historia de la humanidad. Y es que cada uno de los miembros de esta vieja familia nació en un periodo histórico, que se acerca al lector en divulgativas pinceladas. La trama actual une los destinos de Iago del Castillo —un longevo nacido en el Mesolítico que actualmente dirige el Museo y que se ve arrastrado por sus hermanos Nagorno, un conflictivo escita, y Lyra, una huidiza celta, a identificar su rara mutación genética— y Adriana —una joven y resuelta prehistoriadora, que regresa a su Santander natal para aclarar un extraño hecho de su pasado—.

 

El primer miembro de La saga de los longevos es Lür, nacido hace casi 28.000 años, durante el Paleolítico Superior (Gravetiense), en el vestíbulo de la cueva del Castillo de Monte Castillo. Pasó 18.000 años recorriendo el continente, durante la última glaciación de Würm, y podría ser el Decano de la Humanidad. Su hijo mayor es Urko, nacido hace 10.310 años (Mesolítico), en la Costa Quebrada de Cantabria, actual cala de Arnía. Después, está Nagorno, el bastardo que Lür tuvo con Olbia, una aristócrata escita, hace 2.700 años en Escitia, al norte del Mar Negro, la actual Ucrania. Y la tercera hermana es Lyra, que nació en el 500 a.C. en Oppidum de Ensérune, en la Galia, el actual Languedoc (Francia), nieta de una estirpe de druidas.

 

«La idea de seguir los conflictos de una familia a lo largo de 28.000 años se me ocurrió como la semilla de un relato, pero los personajes y las historias con las que cargaban fueron creciendo y no podía dejar de pensar en ellos», comenta la autora de La saga de los longevos. «El primer año lo dediqué a documentarme; leí cerca de 300 libros, visité museos de Prehistoria, Arqueología, yacimientos, Atapuerca, la neocueva de Altamira, el Museo Británico, me alojé en una casa de indianos en Puente Viesgo de principios del siglo XX… Quería huir de episodios históricos mil veces retratados en novelas y me dije: “Nada de romanos, nada de griegos, nada de batallas, y mucho menos de Guerra Civil…” No cumplí ni una. Todos se me fueron colando, aunque en dosis muy pequeñas y a veces de manera muy tangencial. La búsqueda de escenarios históricos nuevos para el lector fue muy premeditada, quería aportar algo diferente y que los longevos hubiesen pasado por episodios históricos menos conocidos».

 

«Cuando abordé la escritura, lo primero que hice fue informarme acerca de las últimas investigaciones en longevidad, esperanza de vida, etc. No quería escribir una novela fantástica con seres sobrenaturales –continúa Eva García Sáenz– y para eso, necesitaba una teoría científica plausible que explicara que una persona deja de envejecer con 30 años. En la búsqueda científica de la inmortalidad, encontré que el premio Nobel de Medicina de 2009 fue para un estudio relacionado con los telómeros, que los bancos españoles más potentes están respaldando empresas que van por esas líneas de investigación, y que en Estados Unidos están entrando en Bolsa farmacéuticas dedicadas al tema».

 

García Sáenz, diplomada en Óptica y Optometría, trabaja en la Biblioteca de la Universidad de Alicante, y durante tres años dedicó todas las noches a documentarse y escribir su primera novela. Después de esperar una respuesta por parte de las editoriales, decidió publicarla ella sola en Amazon, la mayor librería online del mundo. Para ello contrató su propia portada, diseñó su página web y se lanzó a darla a conocer en Internet. Sin más ayuda que la de los propios lectores, que la recomendaron entusiasmados, La saga de los longevos se situó durante varias semanas en las listas de los libros no gratuitos más vendidos de Amazon en España, superando en ventas a los best sellers tradicionales. La edición impresa también ha cosechado grandes éxitos de ventas y ha contribuido a mantenerla en los puestos altos de los top de ventas de libro electrónico durante estos meses.

Taller de escritura creativa 1.- en You Tube, por Ramón Palmeral

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Libros: Alessandro Baricco. Una cierta ideal del mundo. Anagrama

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 Alessandro Baricco (Turín, 1958)

Novelista, ensayista, dramaturgo, guionista, crítico musical y presentador de televisión, Alessandro Baricco (Turín, 1958) adquirió notoriedad internacional en la segunda mitad de la década de los noventa con su novela corta Seda, traducida a más de veinte idiomas y que tuvo su adaptación al cine en 2007, con Keira Knightley como protagonista. Del resto de sus novelas las más conocidas son Océano mar, City, Sin sangre, Homero, Ilíada y Mr. Gwyn.

Ahora se publica en castellano su recopilación de artículos Una cierta idea de mundo. Se trata de un libro sobre libros, misceláneo, muy personal, de tono ligero y desenfadado, que fue surgiendo –como explica el autor en el prólogo– de un modo casi azaroso o involuntario. A causa de un traslado de ciudad por motivos laborales, Baricco tuvo que dejar atrás su antigua biblioteca y empezó a atesorar una nueva en su lugar de destino. Como iba colocando los libros por el orden en que los iba adquiriendo, no le resultó difícil después hacer un balance autobiográfico de sus lecturas, como si se desplegase ante sus ojos una antología secuenciada de su vida lectora.

Alessandro Baricco: «Una cierta idea del mundo»

De entre los centenares de libros que Baricco leyó en los diez años anteriores a la publicación de esta obra (la edición original italiana es de 2013), en estas páginas selecciona y comenta los cincuenta títulos que más le han gustado o interesado. Es importante advertir que Baricco no pretende configurar un canon literario al estilo de Harold Bloom ni se sumerge en profundidad en el listado de libros que presenta. La pretensión es mucho más modesta: compartir sus impresiones de lectura, breves y rápidas, con análisis a veces certeros y luminosos, apreciaciones quizá consabidas y superficiales en otras ocasiones, opiniones que pueden resultar más o menos discutibles, componiendo un recorrido íntimo por libros que llegaron a él a través de distintos cauces y que le causaron una impresión más duradera. Las reseñas vienen precedidas de un breve comentario en el que Baricco explica cómo se produjo el encuentro con estos libros: unas veces fue la recomendación de un amigo, otras el interés del autor por el tema, otras la pura casualidad de un asiduo visitante de librerías… El volumen, que se abre con el libro de memorias del tenista André Agassi y se cierra con la autobiografía de Darwin, no hace exclusión de épocas, géneros ni temas, si bien predominan los autores contemporáneos y el género de la novela. En cuanto a las épocas, en sus páginas encontramos desde clásicos antiguos y modernos como Heródoto o Descartes hasta autores contemporáneos como Ian McEwan, J. M. Coetzee, Javier Cercas, Dave Eggers, Bill Bryson o Elizabeth Strout, pasando por cumbres de la narrativa del siglo XX como William Faulkner, Giuseppe Tomasi di Lampedusa, Yasunari Kawabata o Curzio Mala- parte. En cuanto a las disciplinas, géneros y temas, la va- riedad no es menor: junto a historiadores como Donald Kagan o Mary Beard, figuran autores policiacos como Fred Vargas y Elmore Leonard; al lado de ensayistas como Isaiah Berlin, Pierre Hadot o Marc Fumaroli, encontramos un libro sobre el pianista Glenn Gould o el diccionario del diablo de Ambrose Bierce, así como títulos de Charles Dickens, Stefan Zweig, Roberto Bolaño, Rebecca West, Truman Capote o los hermanos Goncourt, entre otros. Completan la nómina algunos autores italianos menos conocidos que es probable que el lector español no haya oído nombrar nunca.

La pretensión es compartir sus impresiones de lectura, breves y rápidas, componiendo un recorrido íntimo por libros que llegaron a él

Baricco nos conduce por estas lecturas variopintas con estilo ágil y desprejuiciado, como un guía ameno que entiende que los libros son parte sustancial de la vida. Los comentarios resultan a veces sutiles y sagaces, extrayendo la cita eficaz, señalando el detalle adecuado o pulsando la tecla oportuna que es capaz de despertar la curiosidad en el lector. Seguramente eso es lo mejor que pueden ofrecer este tipo de obras misceláneas que versan sobre libros: el descubrimiento de títulos y autores que de otro modo podrían quedar inéditos para el lector. Es decir, su principal función es la de guía o descubridor, más que de prescriptor en el sentido tradicional del crítico literario o el teórico de la literatura.

Baricco, a quien no se le puede negar su pasión voraz por los libros, parte del convencimiento de que los libros nos ayudan a entender la realidad; por eso considera que su selección ecléctica y heterodoxa puede ofrecer «una cierta idea de mundo», como reza el título. A algunos lectores sus comentarios les abrirán puertas desconocidas, a otros les servirán de recuerdo de lecturas pasadas (que pueden merecer una nueva visita) y a otros les harán replantearse, quizá, su primera mala impresión.

Baricco, a quien no se le puede negar su pasión voraz por los libros, parte del convencimiento de que los libros nos ayudan a entender la realidad

Por destacar alguna de las lecturas que aparecen en el libro, Baricco ha sabido encarecer con acierto las delicias estilísticas de El gatopardo y las bondades divulgativas del ensayo de Mary Beard sobre el Partenón, y ha abundado en el elogio de la filosofía como modo de vida a partir del libro Ejercicios espirituales y filosofía antigua de Pierre Hadot. Además, nos ha despertado la curiosidad por el ensayo El hereje y el cortesano. Spinoza, Leibniz y el destino de Dios en el mundo moderno de Matthew Stewart y por las novelas Claus y Lucas de Agotha Kristof y En ningún lugar en parte alguna de Christa Wolf.

Más que un volumen de lectura concienzuda y sistemática, Una cierta idea de mundo se ofrece como un aperitivo para ir picando y descubrir posibles lecturas. Un libro de degustación, para probar poco a poco y en breves tragos. Como un estimulante que abre el apetito de la lectura.

Actas del IV Congreso Internacional Miguel Hernández. Ramón Fernández Palmeral, participó con el comunicación "Miguel Hernández en la Era Digital"

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El libro se editó por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil Albert, en 2019. 

Autores: José Ferrnadiz Lozano, José Luis Ferris, Aitor L. Larrabida y Eva María Varelo de Juan. 

Ramón Fernández Palmeral comunicación "Miguel Hernández en el Era Digital" páginas 647-656

La revista Perito (Literario-Artistico) de Alicante continua indexada de la Universidad de Austin en Texas (EE.UU). Ver sus contenidos.

Han plantado las once (11) palmeras que faltaban en la plaza de la Viña. Felicidades al alcalde Luis Barcala

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                                    Fotografia de 30 de octubre de 2020 de la plaza de la Viña/R. Palmeral

Se acaban de replantar las once palmeras que faltaban en la plaza de la Viña Florida-Babel) y que yo habáia reividicado multitud de vece. Felicidades Luis por las reformas de esta plaza


Plataforma para reponer 11 (once) palmeral en la Plaza de la Viña, La Florida de Alicante.

 
(Recuadro de la plaza de la Viña, en La Florida. donde falya las 11 palmeras/R. Palmeral)
 Los vecinos de la Plaza de la Viña reconocemos que haya otros muchso problemass graves y acuciantes en el municipio de Alicante, pero ahora que estamos en campaña de eleciones municipales, y se ha destinado una partida de miles de euros para mobiliario urbano, instalaciones deportivas y repoblación de árboles urbanos, consideramos necesario crear un PLATAFORMA DE VECINOS, para exisgir que parte de ese presupueso de destine a repoblar nuestras palmerasl. Palmeras que no pueden hablar, exigir, ni llorar su luto, pero para eso estamos nosotros, para pedir que se repueblen por dejadez de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Alicante. Reconocmeos que los plantones de palmeras son caras pero sin seguimos así llegará un momento que no tendremos ni una. Y si no, que no las hubieran plantados.
Las palmeras están protegidas. No miemos a tro lado. 
¡¡Vecino, si está de acuerdo comparte y divulga esta petición en la redes sociales!!! 
Nuevo Impulos 7 de mayor de 2019 

Ramón Palmeral


El día que conocí a Ava Gardner. En España. Manuel Vicent /El País. Antes de que fuera de pago

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Ava Gardner y Lola Flores, en Madrid en noviembre de 1960.


Ava Gardner y Lola Flores, en Madrid en noviembre de 1960.RP / EL PAÍS

Manuel Vicent viaja a las noches de cine y sangre del franquismo

La novela ‘Ava en la noche’ cruza las sombras de Gardner y Jose María Jarabo en Madrid, una ciudad “con lapos en las aceras y seres galácticos” en la que aterriza a inicios de los sesenta un joven valenciano 

Gregorio Belinchón 

Madrid - 03 jun 2020 - 00:30 CEST


Manuel Vicent solo vio una vez a Ava Gardner. Fue en el Oliver. “Entramos y alguien dijo que la actriz estaba en el sótano. Sería hacia 1965 o 1966, cuando estaba ya a punto de mudarse a Londres", recuerda el escritor (La Vilavella, 84 años). “Iba rodeada de gente, que seguramente serían Carlitos Larrañaga y Jorge Fiestas. Pero yo no le di mucha importancia porque el mito de Gardner ya estaba desactivado a esas alturas. Y eso que con subir con ella en el ascensor del Hilton algunos redactaron obras maestras de la imaginación”.

Con el recuerdo de “aceras de Madrid llenas de lapos de día y que por la noche pisaban seres galácticos”, Vicent ha escrito Ava en la noche (Editorial Alfaguara), que se sustenta en un enorme macguffin, el de la vida juerguista en Madrid de la actriz estadounidense, a cuya caza se lanza el protagonista, un veinteañero valenciano llamado David Arnau. “Ella es el símbolo de lo inalcanzable. Los dos niños amigos buscan en las ruinas del balneario el mosaico de una diosa desnuda, años después el protagonista se pasea por los escombros de la España franquista tras otra deidad”, reconoce el escritor. Nadie logrará su objetivo, por más que David lo intenta, dibuja la novela, en un “Madrid que de noche olía a Ava Gardner, cuyas juergas clandestinas estaban adornadas con atracos y asesinatos de altura”. Como apostilla el libro, en la ciudad “no estaba Sartre, pero sí Gardner”, aunque era la capital de una España gobernada por “un galápago al que le gustaban los pasteles de sangre”.

A la vera de Arnau, Vicent retrata a la fauna de la época: la cinematográfica y literaria (Neville, Berlanga, Mihura, Azcona) y la extranjera dada a la vida disoluta (Orson Welles, Ernest Hemingway, Jean Negulesco, Bette Davis, Gardner) y sus adláteres (Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez, todo tipo de cantaores y bailaoras…). Ese Madrid de inicios de los sesenta se mueve al son de Gardner (“Una corza inalcanzable”) sin olvidar sus episodios más oscuros, como el cuádruple crimen cometido en 1958 por José María Jarabo Pérez-Morris, estafador de buena familia que se cree inalcanzable, o las ejecuciones con garrote vil de condenados por la dictadura franquista. En Ava en la noche, Arnau asiste en Valencia al chapucero ajusticiamiento en mayo de 1959 de la envenenadora Pilar Prades Expósito, en el que el verdugo no estuvo muy ducho y hasta sufrió un ataque de epilepsia. Ese horror le sirve a Arnau para escribir un relato con el que aprueba el examen de ingreso a la Escuela Oficial de Cine ante un tribunal presidido por Luis García Berlanga. “Yo estudiaba Derecho en esa ciudad y corrió el rumor de que el matarife no había estado a la altura, que le pudo lo misericordioso o lo cagueta, y que fue la propia Prades quien le ayudó”, cuenta Vicent. ¿Qué pensaría Azcona si hoy le acusaran de haber copiado su idea a un estudiante de cine? “No sé, pero sí sé que a ambos se lo conté. Yo creo que Berlanga se lo apropió, aunque no recuerdo bien su reacción. No puedo decir que les inspirara mi historia”.

Retrato de José María Jarabo, con las armas que usó para su cuádruple asesinato.Ana Torralva

David Arnau estudió Derecho en Valencia, como Vicent. Vio de adolescente por primera vez a Luis García Berlanga en el rodaje en el hotel Voramar de Benicàssim de Novio a la vista, como Vicent. Vino a Madrid a estudiar. Como Vicent. Aunque en la ficción es Cine y en la realidad el escritor hizo Periodismo. El aludido explica: “Yo hui de Valencia porque todos mis amigos se habían hecho notarios o registradores de la propiedad, y me vine a Madrid a… Bueno, a no sé qué. Ilusión por escribir, tal vez. Sí que era muy aficionado al cine, porque mi hermano mayor estaba suscrito a la revista Film Ideal, y yo aprendí todos los argumentos habidos y por haber. Y desde la terraza de mi casa, en mi adolescencia, se veía media pantalla del cine de verano. Escondido de mis padres, oí todas las películas prohibidas, pero ver, ver, solo la mitad. De la bofetada de Gilda atisbé la mano de Glenn Ford, aunque no la cara de Rita Hayworth. Mi imaginación completaba las películas y me impulsó a lanzarme a Madrid y a visitar sus salas. Imagínate además lo que ocurría en las últimas filas de los patios de butacas con olor a pachulí y a desinfectante”.

El protagonista vive todas las caras del franquismo, torturas incluidas. “La espina dorsal del franquismo la rompió la clase media a mitad de los sesenta con la conquista de pequeños placeres como el turismo o el turismo. Franco murió atropellado por un seiscientos cargado con una familia que iba a Benidorm. Su muerte natural ocurrió una década más tarde como mera consecuencia”, reflexiona Vicent, que se opone a actuales visiones edulcoradas de la dictadura. “Cuando llegué a Madrid, había un espectáculo que era ver la libertad de cerca. Claro, que la ejercían otros, los artistas de Hollywood que trabajaban aquí. En cambio, el español que tributaba arrastraba una dictadura férrea”.

Manuel Vicent, en 2018.
Manuel Vicent, en 2018.inma flores [socialista de cartera llena y gran escritor de El País. nació en Castellón]

La novela aparece en mitad de la desescalada obligada por la pandemia. Vicent ha vivido el confinamiento, “dando vueltas por el patio” de su casa. “Es un lugar común eso de que los escritores, como trabajamos en nuestro hogar, estamos habituados al encierro. Eso no es verdad”, espeta. “Si no viajas, ríes, lloras o cantas fuera de casa no eres nadie”, explica. En 1999, en su artículo Fiesta, Vicent empezaba así: “A la mañana siguiente de aquel día en que un virus muy eficaz acabó con toda la humanidad salió el sol y cantaron los pájaros. Los animales lo sabían. Incluso los árboles habían adelantado sus frutos por este feliz acontecimiento. La naturaleza celebró una gran fiesta […], por fin han desaparecido los humanos, la tierra ya está limpia, el peligro ha pasado”. El escritor rehúye una posible carrera como adivino: “Me atrae mucho el tema del fin del mundo como espectáculo; contemplarlo desde un sillón de mimbre blanco frente al mar mientras caen las estrellas [ríe]. En otro artículo, más reciente, fui aún más evidente. En fin, no hay que ser muy listo: será un virus el que derrote a la humanidad”. Eso sí, no le gusta cómo España ha tratado a los mayores: “A los de mi edad nos amenazan el virus y el desprecio general de la gente que te ve y se sorprende de que aún estés vivo. Te hacen sentir como un desecho de tienta”.

Lala la desleguda, por Irene Vallejo, El País

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Deslenguadas

No olvidemos —lenguaraces— continuar una larga cadena en la historia y seguir arrebatando palabras al silencio, hablar allí donde aún es preciso rescatar de todos los confinamientos la voz de las mujeresIrene Vallejo

Eva Vázquez

La historia es un tapiz que entreteje las hebras del recuerdo y del olvido, casi siempre a conveniencia de quien maneja los hilos. La invención de la escritura, paralela a la creación de las primeras civilizaciones, permitió fijar mágicamente el enjambre de nuestras palabras en piedra, en arcilla, en papiro, en pergamino. Pero no todas. Ciertas ideas anidaron en el mármol; otras, como pájaros ateridos, quedaron flotando desprotegidas en la frágil memoria oral. Una parte de la humanidad quedó fuera de las murallas, a la intemperie, contemplando aquella fortaleza inexpugnable de textos escritos, un invento milagroso que salvaba el conocimiento y lo legaba al futuro. El relato nació amputado. Ovidio narró esta mutilación en el mito de Lala, la “charlatana”, un nombre onomatopéyico que equivale a nuestro “blablablá”. Cierto día, la cantarina Lala desveló un secreto prohibido: el lujurioso Júpiter perseguía obsesivamente a las ninfas. Para vengarse de ella, el adúltero dios supremo le arrancó la lengua. Como si no fuera suficiente castigo, la entregó a Mercurio para que la violara. A continuación, Júpiter la convirtió en diosa bajo un nuevo nombre: Tácita Muda. Todos los años, en el mes de febrero, Roma la honraba como patrona del silencio. Así fue como Lala pasó de ninfa deslenguada a muda belleza, divina pero sin lengua.

Los antiguos griegos y romanos sabían que quien domina las palabras domina el mundo. A ellos les pertenecía el discurso público de la autoridad, mientras que cualquiera —mujeres incluidas, sobre todo las mujeres— podía practicar la charla, el cotorreo o los chismes de la esfera privada. El teatro fue el gran escenario de debate político en la antigua Atenas, y, tal vez por eso, los pioneros de la democracia decidieron que todos los papeles femeninos serían interpretados por actores masculinos. Antígona, Lisístrata e incluso Desdémona muchos siglos después, tuvieron cuerpo y voz de hombres de pelo en pecho. Esta expulsión de la escena pública se prolongó durante milenios. La película Shakespeare in Love subrayaba las incongruencias de la prohibición: una joven que soñase con interpretar a Julieta no tenía más remedio que disfrazarse de chico que finge ser mujer. Otra película, Adiós a mi concubina, describe el durísimo adiestramiento de un cantante de ópera en la China del siglo XX para entrar en la piel de personajes femeninos.

Aunque permanecen en la penumbra histórica, algunas romanas se rebelaron contra la privatización de sus voces y se atrevieron a hacer política. Fueron señaladas en latín como las axitiosae —activistas—, que venía a significar “las que actúan juntas”. En una comedia de Plauto estrenada hace más de 20 siglos, el marido de una de ellas dice: “Una verdadera mujer, mi mujercita; desde que la conozco, sé lo que es una activista”. En el año 42 antes de Cristo, estas agitadoras vivieron un momento de apogeo y contradicciones. Roma estaba en guerra —como era habitual— y los gastos bélicos amenazaban con vaciar el erario público —como siempre—. Entonces los gobernantes decidieron imponer a las 1.400 mujeres más ricas de la ciudad un impuesto para sufragar el sobrecoste militar. Las dueñas de esas fortunas, orgullosas de su independencia y su prosperidad, se movilizaron contra la medida, pero no encontraron a nadie dispuesto a representar sus intereses. Después de largas búsquedas inútiles, decidieron defenderse solas. Las viejas costumbres se tambalearon cuando habló en público, sin mediación masculina, una elocuente viuda llamada Hortensia: “¿Por qué tendrían que pagar impuestos las mujeres si estamos excluidas de las magistraturas, de los cargos públicos, del mando y de la res publica?”. El argumento de Hortensia es el mismo que siglos más tarde, en 1773, serviría como detonante a la independencia de Estados Unidos, tras la llamada revuelta del té. No taxation without representation gritaron los rebeldes de Boston, tras los pasos de la sublevación romana. En aquel momento, Hortensia y sus aliadas no reclamaban el derecho al voto, simplemente aspiraban a no pagar impuestos, pero sus discursos consiguieron derogar la medida. La paradoja de este episodio es que las activistas organizaron una revolución para quedarse justo como estaban antes.

Frente a la expulsión del ágora pública, algunas mujeres hicieron vibrar sus palabras en boca de hombres poderosos. Fue el caso de la brillante Aspasia, una extranjera que emigró a Atenas cuando esa pequeña polis mediterránea estaba forjando la filosofía, la historia y un concepto revolucionario de ciudadanía. Eso sí, era una ilustración con claroscuros: instauraron la democracia, pero para unos pocos. El sistema excluía a esclavos, extranjeros y mujeres, es decir, a la mayoría de la población. Aspasia no estaba dispuesta a quedarse quieta y encerrada en casa; tomó la inverosímil decisión de dedicarse a la filosofía porque amaba el conocimiento y quería comunicarlo. Cuando se enamoró de Pericles, colaboró en su ascensión política. Las fuentes dan a entender que era una auténtica oradora en la sombra. Sócrates solía visitarla con sus discípulos y disfrutaba de su brillante conversación, incluso llegó a llamarla “mi maestra”. Según Platón, escribió discursos para su marido, entre ellos la famosa oración fúnebre donde defendía apasionadamente la democracia. Todavía hoy, los escritores de los discursos presidenciales de Obama, y antes los de Kennedy, se han inspirado en los pensamientos que probablemente enhebró Aspasia. Sin embargo, ella no aparece en las historias de la política. Sus escritos se perdieron o se atribuyeron a otros.

Las democracias modernas se han atrevido a explorar los ángulos ciegos que los demócratas antiguos nunca afrontaron. Las sufragistas hicieron realidad la revolución que Hortensia solo había atisbado. El poder y la palabra, esos hermanos mellizos, se han abierto a muchas mujeres. Desde un extremo al otro del arco parlamentario, en las tribunas de todos los medios, se escucha la polifonía de sus palabras, con sus diversas sonoridades, tonos y matices. Han escalado por méritos propios a los puestos de gobierno, contando muchas veces con el apoyo de hombres audaces que han defendido su voz y su causa. En estos días, en el mismo corazón de nuestro imperio norteamericano, una mujer aspira a entrar en territorios vedados durante siglos: una vicepresidencia que podría convertirla, en el futuro, en comandante en jefe del ejército más poderoso. De piel oscura, hija de inmigrantes, simboliza la impalpable sensación de extranjería que aún experimentan las candidatas a dirigir cualquier país del mundo. Detrás de ese vértigo, hay siglos de historia y de aduanas rigurosamente vigiladas. Todavía en los años ochenta, el protagonista de la serie británica Sí, ministro sentenciaba irónicamente: “Tenemos derecho a elegir al mejor hombre para el cargo, al margen de su sexo”.

Pericles murió en el año 429 antes de Cristo víctima de una gravísima epidemia que azotó Atenas. Viuda, el rastro de Aspasia se perdió en el misterio. Dejó de influir. Volvió a ser una extranjera sin visado, expulsada de la esfera política por los vigías de la palabra. Casi cinco siglos más tarde, Plutarco transcribe una retahíla de insultos contra la subversiva primera dama ateniense tomados de textos de la época, donde es tachada de impúdica, concubina con cara de perra y carne de burdel, entre otras lindezas. No sabemos si fue realmente una hetaira, como afirman los autores antiguos, o ese término se usaba como bandera de burla para condenar a todas las mujeres libres que no se sometían al encierro impuesto.

Su historia, como la de Lala y Hortensia, pertenece a un tiempo desaparecido, pero nuestro mundo todavía oculta, tan lejos y tan cerca, territorios de exilio sonoro. No olvidemos —agradecidas— esa genealogía valiente y parlanchina que rompió cerrojos y horadó ventanas. No olvidemos —lenguaraces— continuar esa larga cadena, seguir arrebatando palabras al silencio, hablar allí donde aún es preciso rescatar de todos los confinamientos la voz de las mujeres.

Irene Vallejo Premio Nacional de Ensayo 2020 es escritora. Es autora de El infinito en un junco (Siruela).

Una fábula actual "Mi amo Palmeral y yo" de Ramón Fernández Palmeral, de venta en Amazón

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De venta en Amazón (impreso y ebook Hindle

 https://www.amazon.es/Mi-amo-Palmeral-y-yo/dp/0244133018

 En realidad yo no sé exactamente para quién va dirigida esta bitácora de pensamientos míos, si para niños, jóvenes, adultos o animales que sepan leer, lo que sí sé es que es una bitácora sincera de lo que veo, pienso y siento como perro, evidentemente. Segunda edición corregida y ampliada. La bitácora de "Mi amo Palmeral y yo", no se escribió, sino que se pensó, es una reflexión de mi conciencia perruna en un aspecto lírico de la vida, de las emociones, y de las cosas sencillas y lo seres más humildes del mundo. Porque se ha de ver el mundo tal cual es sin aumentar ni omitir nada. A pesar de que soy un perro lobo sé leer, aunque no puedo escribir, pero sí puedo pensar, oler, oír, ver y observar lo que pasa a mi alrededor con sus realidades, fantasmas y polémicas. Vivo en Frigiliana (Málaga). Ningún otro autor como Ramón Fernández Palmeral hubiera podido escribir e ilustrar un libro como este en homena al perro Frico, que existió.

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Más de 800 librerías se unen contra Amazon y crean una plataforma online de venta de libro

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 (Foto de la libería Codex  de Orihuela, presentación de libro  "Miguel Hercández, poeta del pueblo" en ECU, 29-10-2019)

Más de 800 librerías se unen contra Amazon y crean una plataforma online de venta de libros

La web todostuslibros.com cuenta ya con 29.000 usuarios registrados y más de un millón de títulos disponiblesphoto_cameraLibreria Codex. Alicante

El sector del libro se reinventa ante la nueva era digital que ha impuesto el coronavirus.  Negocios que apenas se han modernizado con el paso de los años, pero que han sabido mantener una esencia que les ha valido la “confianza y fidelidad” de unos clientes que confían a ciegas en las recomendaciones de los libreros.

Sin embargo, el tiempo apremia y por ello más de 800 libreros españoles, un tercio del total, se han lanzado a la era de internet de la mano del proyecto todostuslibros.com.  Por el momento son 179 los negocios inscritos aunque la demanda se ha disparado en las últimas semanas.

“Esta es la mayor librería de España” señalan a Confidencial Digital fuentes del sector.  Una iniciativa, financiada a cargo de los socios de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), que trata de acercar los puntos de venta físicos al cliente internauta.  La idea lleva gestándose más de 20 años en las cocinas de la CEGAL.

Hasta hace un par de semanas la iniciativa no era más que un foro de intercambio de material para los libreros.  Ahora la idea ha evolucionado hasta convertirse en una plataforma de venta de libros donde también se encuentran recomendaciones para todos los públicos que ponen sobre la mesa los libreros e, incluso, se permite el acceso a un tablón de anuncios donde se publicitan las firmas y actos que tendrán lugar en un sinfín del librerías repartidas a lo largo y ancho de España.

Objetivo: batir a Amazonpro

El objetivo primordial de la plataforma es poder dar cobertura digital a cientos de librerías que no cuentan con un canal de venta en internet y que ahora podrán mantener sus negocios incluso si se vuelve a producir un nuevo confinamiento en los hogares y el cierre de negocios.

Otra intención capital es recortar distancias con grandes plataformas de compra de productos, entre los que se encuentran los libros, como Amazon o El Corte Inglés.  Sin embargo, los libreros asumen que todavía les queda mucho camino por recorrer, aunque advierten: “la especialización de nuestra plataforma es algo que las grandes cadenas no tienen”.

Desde el sector aseguran a ECD que el comercio electrónico de libros creció un 60 por ciento entre marzo y junio.  Una tendencia alcista que supone una variación de entre el 10 y 15 por ciento con respecto a la venta ordinaria registrada durante 2019.  

Las librerías son negocios que mueven más de 3.000 millones de euros, lo que supone un 0,8 por ciento del PIB, y son una de las grandes bazas de empleo directo no solo en los puntos de venta sino también en otras divisiones de negocio como la distribución y edición, esta última con una fuerte presencia en el mercado exterior europeo y americano.

Respecto a este último punto los libreros agradecen a los editores que han “sabido adaptarse” a las circunstancias y han cerrado sus canales de venta directa online.  “Han tomado la vía del respeto por la Ley del Librero” apuntan los comerciantes que hacen una llamamiento a respetar una cadena de venta “esencial”, dicen, para “mantener a flote los locales”.

Día de las Librerías

El próximo viernes 13 de noviembre arranca la campaña del Día de Las Librerías.  Una iniciativa, este 2020 marcada por las restricciones de aforo de los comercios a las que obliga el coronavirus, con la que aseguran a ECD fuentes de la CEGAL quieren “agradecer a los clientes el apoyo recibido durante los últimos meses”.  Entonces será cuando se lance oficialmente la nueva web todostuslibros.com.  Con todo y con ello la plataforma ya está operativa y cuenta con cerca de 29.000 usuarios registrados que tienen acceso a más de un millón de títulos que se irán ampliando en los próximos días.

Explican desde la patronal que las librerías han tratado y tratarán en todo momento de mantenerse en pie.  “Somos negocios, en la mayoría, familiares que trabajamos con márgenes muy pequeños” apuntan los libreros aunque advierten que un nuevo confinamiento puede ser fatídico para el sector.  “Si el público no se puede acercar, morimos” aseveran los empresarios.

Recuperar el impulso

Pese a al situación de crisis que vive el sector y la economía española en su conjunto las librerías han conseguido dar la vuelta a las primeras estimaciones de pérdidas que en marzo publicaron desde la Asociación de Cámaras del Libro de España (ACLE).

En aquel momento, tras la entrada en vigor del estado de alarma, la ACLE apuntaba a unas pérdidas de más de 1.600 millones de euros tras la caída de la facturación de un 80% que se contabilizó con el cierre de comercios.

Sin embargo, las cuentas en julio comenzaron a ver los primeros brotes verdes tras rebajar la escala de pérdidas en más de 800 millones de euros.  Por aquel entonces se estimaban unas pérdidas de 840 millones de euros para 2020 según informó la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE).  

La FGEE rebaja ahora la cuenta de pérdidas hasta los 600 millones pero alerta de una caída en el mercado exterior de hasta el 60%.

“En primavera, en pleno cierre, nadie imaginaba que a estas alturas del año estaríamos en unas pérdidas anuales en torno al 25%” puntualiza a ECDÁlvaro Manso, propietario de la librería Luz y Vida de Burgos y portavoz de CEGAL.  Pese a ello, Manso se muestra optimista ante la campaña de Navidad y los primeros meses de 2021 cuando según sus estimaciones el sector mostrará “ciertos indicios de recuperación”.

Alberto Manguel dona a Lisboa los 40.000 libros de su biblioteca

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Alberto Manguel dona a Lisboa los 40.000 libros de su biblioteca

La capital portuguesa rehabilitará un palacete para acoger la valiosa colección del escritor argentino, que permanecía almacenada en Montreal desde 2015

El escritor argentino Alberto Manguel el 29 de abril de 2013 en Mondion, Francia, donde tuvo instalada su biblioteca.
El escritor argentino Alberto Manguel el 29 de abril de 2013 en Mondion, Francia, donde tuvo instalada su biblioteca.Ulf Andersen / Getty Images
Felipe Sánchez /El País
 

El tesoro bibliográfico de Alberto Manguel (Buenos Aires, 72 años), formado por unos 40.000 volúmenes, llevaba cinco años encerrado en cajas en un depósito de Montreal. Tras su abrupta salida de Francia, su propietario recibió varias ofertas para acoger la colección —ninguna de ellas procedente de España—. Ninguna llegó tan lejos ni le agradó tanto como la formulada a principios de este año por el alcalde de Lisboa, el socialista Fernando Medina. La propuesta incluía la creación del Centro para el Estudio de la Historia de la Lectura, a partir de la colección, en el palacete de los marqueses de Pombal, un predio del siglo XIX de arquitectura tardo barroca y neoclásica que se encontraba vacío y que requiere una restauración, que también se sufragará con fondos municipales.

Además de pagar los salarios de cuatro bibliotecarios, el Ayuntamiento le ofreció al propio Manguel la dirección del futuro centro. “Yo no podía creer que realmente me estuviera haciendo la oferta”, señaló a EL PAÍS el escritor por correo electrónico. En contrapartida, donará a la ciudad el conjunto bibliográfico, donde existen valiosos ejemplares como una Biblia del siglo XIII o una historia de la literatura donde Borges esquematizó su futuro cuento La busca de Averroes.

“Después de dar sepultura a mis libros cuando me fui de mi paraíso en Francia, no soñé con otra cosa que con su resurrección”, cuenta Manguel. Hasta 2015 vivió en un antiguo presbiterio en el valle del Loira, en cuyo granero había instalado su biblioteca. El escritor atribuye a sus opiniones contra el presidente conservador Nicolas Sarkozy (2007-2012) la persecución burocrática —le exigían documentos de la compra de cada volumen— de la que empezó a ser víctima, que le forzaría a marcharse a Nueva York. Entre 2016 y 2018 se ocupó de la dirección de la Biblioteca Nacional de Argentina durante el Gobierno de Macri.

Desinterés español

“Hubo muchos intentos de volver mis libros a la vida”, continúa por vía electrónica Manguel. “Una fundación fue creada en Nueva York para traerlos a Manhattan, pero los organizadores no pudieron convencer a los propietarios de que cediesen un edificio para alojarlos; luego hubo planes para instalar la biblioteca en Montreal y también en la ciudad de Quebec, y también estos fallaron. Las ciudades de México, Estambul, una aldea cerca de Nápoles también fueron propuestas”.

Para sorpresa del propietario, ninguna de las ofertas llegó de España. “Yo pensé que quizás la Casa del Lector en Madrid o alguna universidad amiga como Salamanca o Granada se interesarían por el proyecto, pero a mi gran pesar no hubo ninguna oferta”, señala. “Ninguna biblioteca es neutra”, afirma el alcalde Fernando Medina, “esta va a ser un símbolo de apertura, muy necesario para los tiempos sombríos que vivimos”. El regidor estima que en dos años la institución estará en pleno funcionamiento, aunque la idea es que se vaya abriendo progresivamente. El centro contará además con un consejo honorario en el que participarán escritores como Margaret Atwood y Salman Rushdie.

“La ciudad tiene un excelente sistema de bibliotecas, pero todas en portugués”, opina Alberto Manguel, premio Formentor en 2017. “Mi biblioteca representa varios otros idiomas europeos, así como un buen material de investigación sobre la historia de la lectura (mi tema, por supuesto)”, precisa.

El regalo de Borges

En Mientras embalo mi biblioteca (Alianza, 2017), la elegía que escribió sobre las decenas de miles de volúmenes que envió a Montreal tras verse obligado a dejar su casa en Francia, enumera algunos de los miembros más queridos de su santuario: una antología de bolsillo de Tennyson que subrayó cuando era niño; un ejemplar del De rerum natura de Lucrecio que usaba en sus clases de latín; una edición española del tratado De la guerra, de Claussewitz, que perteneció a su padre; un Quijote cuya editorial cerraron los militares en Argentina y cuyo editor, Isaías Lerner, tuvo que exiliarse; un libro de Kipling, Stalky & Co, que Borges leyó en su adolescencia en Suiza y que le regaló en 1969 al joven Manguel, que le ayudaba a leer en Buenos Aires cuando perdió la vista.

—¿Piensa conservar alguno de ellos?

—Quizás. Pero donaré muchos de mis ejemplares más queridos, como una Biblia manuscrita e iluminada, compuesta en el siglo XIII en un scriptorium alemán, y una Historia de la literatura arábigo-andaluza, de González Palencia, firmada por Borges en 1934, con el esquema detallado, en la diminuta caligrafía borgesiana, de lo que sería, años después, su ficción La busca de Averroes. Este fue el último libro que encontré por azar en Buenos Aires el día antes de irme [en 1969, a vivir a Europa], como otro regalo de Borges o de su fantasma.

“A lo largo de estos cinco años”, recuerda Manguel, “visité mis libros en su depósito de Montreal, como uno visita a sus queridos difuntos en el cementerio, y abrí unas pocas cajas para tener en mis manos una vez más algunos de los libros, al menos por unos minutos. Ahora, felizmente, están todos embarcados rumbo a Lisboa”. El escritor y traductor se siente unido por algunos hilos a la capital portuguesa, donde presentará oficialmente la donación el próximo sábado durante una firma de libros en la Feria. “Lisboa me eligió a mí. Pero yo la hubiese elegido por su tranquilo encanto y su cultura. Y recordemos que fueron portugueses los antepasados de Jorge Luis Borges”.

Rimas Los invisibles átomos del aire...

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Rimas

Los invisibles átomos del aire...

Gustavo Adolfo Bécquer

X
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada,
oigo flotando en olas de armonías
rumor de besos y batir de alas,
mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?
—¡Es el amor que pasa!
 
Gustavo Adolfo Becquer. Del Romanticismo tardío

La escritora Mercedes Soriano, falleció en Las Presillas Bajas de Nijar, Almería en 2002, a los 49 años

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     (Ramón Palmeral con un libro de Mercedes Soriano - No tenemos ningún retrato de Mercedes)

En la solapa presidida por una atractiva foto de la joven y madura escritora, con una profunda mirada dirigida al infinito, ella misma destaca: «Nacida en Madrid. Es autora de la trilogía La memoria presente (Alfaguara)». El poema Plegaria resulta el mejor prólogo a este Viaje merecido a Mercedes Soriano, quien a partir de los años noventa fijó su residencia en nuestro Parque.
En su última novela, Una prudente distancia, (Debata) ambientada en Las Presillas Bajas (Níjar), un lema estoico de Séneca nos anuncia el objetivo del relato: combinar la moral y los sentimientos, alcanzar una nueva moral sensitiva, sostenida mediante las revelaciones de la palabra, sus contextos y los interlocutores. Mercedes radiografía el Parque Natural de Níjar desde esa perspectiva otra: frente a los discursos estetizantes que enfatizan el «refugio natural», nuestra escritora madrileña se sitúa en los antípodas, en la crítica incisiva que alerta sobre los desmanes perpetrados en el Parque desde su llegada.

Una de las influencias literarias proviene de centroeuropea, sobre todo Thomas Bernhardt, escritor austriaco de una intensa obra y de lectura minuciosa. Pero también tenemos el torrente verbal inaugurado por Juan Goytisolo en Señas de identidad o los fantásticos relatos de José Saramago a partir de La Balsa de Piedra.

Se trata de un estilo narrativo que requiere la colaboración del lector. La intensidad de la palabra aumenta con la longitud de la frase, con los juegos verbales, los dichos populares, las frases coloquiales intercaladas, entre fragmentos de intenso lirismo y exaltación, que destacan lo primario, lo prioritario, sobre lo secundario y accidental. La ausencia de párrafos no da descanso al lector, de quien reclama toda su atención. Mediante este recurso narrativo (relato en primera persona, estilo indirecto libre, monólogo dramático) se dispersan las diferentes voces del narrador atravesando personajes, sacudiendo conciencias, quebrándose en caleidoscopio dramático, demostrando la riqueza polifónica de la escritora.

Dicha polifonía atraviesa todas las fases de las emociones: sorpresa, miedo, valentía, inteligencia, amabilidad, crítica, análisis, arrobo, comprensión, humor, ironía. Toda esta maravilla emocional se expande en gozosas y múltiples reflexiones -meditaciones- críticas. La literatura, con referencias textuales e intertextuales, acompaña a la narradora y le ayuda a escribir el mundo que le rodea y mantener implacablemente su resistencia en el día a día del Parque.
Entre los temas podemos citar «el menosprecio de corte y alabanza de aldea», «las ruinas que dan vida», «el refugio en la naturaleza», «el locus amoenus», «el homo predator», la denuncia testimonial y la acusación:

"que el peso de la ley, como se dice, caiga sobre la legión de corruptos, corruptores, corruptibles, corrompidos y corrompibles."

Ante estos ejemplos morales, contrastan los sensitivos, aforismos desencadenados por asociación:

Sí, eso, háblame del mar, marinero, la mar salada, la mar serena, el proceloso mar en que los espíritus zozobran, el mar profundo que es reposo para los cuerpos, inmensa fosa en movimiento, te vas, Alfonsina, vestida de mar...

Otros apuntan a la piedra:

"Concebidos como tiempo, la belleza y la armonía me dejó de piedra."

Finalmente destacamos la sensibilidad de Mercedes para registrar el habla, expresiones, vocabulario y dichos de sus vecinos nijareños, bien sean de las Presillas, «a veces te meten, ya ven ustedes, esta citación, sin ir más lejos»,

"qué dice, hombre, no tenga usted ningún regomello, si será cualquier chalaura, que ha echao en falta tres ladrillos o que le han abollao la puerta del coche, ¿no anda diciendo por ahi que quiere fundir el pueblo?,"

bien de otras nacionalidades (ingleses, franceses, italianos, alemanes, etc.). La novela termina con una rumba de Peret:

"y uno de la pestañí, que también era caló, ay caló, ay caló. Que no estaba muerto, que estaba tomando cañas."

La euforia de los primeros años noventa recorre como una profecía la lucidez desplegada en el relato, que mantiene su vigencia por la clarividencia de su autora y su fina capacidad musical registrada en las melodías recreadas.

Como afirmó Juan Goytisolo, el lenguaje era su patria, Mercedes lo confirma con una obra que se constituye en territorio sentimental del escritor: un paisaje físico, moral, civil y semántico. Y yo añadiría coral, «coram populo».

Miguel Galindo
Colaborador del equipo de redacción del Eco del Parque

Todo viaje literario es ficticio, forma parte de la literatura narrativa, lírica, dramática. Es verdad que habrá escritores que quieran dotar a su obra de «realismo», pero no olvidemos que la literatura no es ciencia, es creación. El buen escritor escogerá el enfoque, seleccionará el lenguaje adecuado, lo combinará con intención creadora y lo dotará de finalidad. Todas estas posibilidades y otras no señaladas son legítimas y forman parte del campo «literario». La contaminación del yo, su posición en el estatus editorial, sus herencias y su posterior formación determinan el posicionamiento ante el mundo. Desde el místico y el eremita hasta el revolucionario y el agitador social. Todas las posiciones tienen cabida en el gran saco de la literatura de viajes. Lo valioso de ellas es la herencia escrita, guía y aprendizaje para quienes vendrán detrás. La Literatura, con mayúsculas, busca al lector contemporáneo, pero su discurso proyecta hacia el futuro un rastro de luz donde podemos apoyarnos para continuar el camino.

Este es el caso de Mercedes Soriano (Madrid, 1953- La Presillas Bajas-2002) escritora y periodista.

Desconocemos su biografía, pero hemos podido investigar que trabajó de «negra» (noble oficio de escritor) para diversas editoriales, colaboró en distintos medios de prensa (en suplementos culturales Blanco y Negro de ABC, El País) y revistas literarias como El Urogallo o el Número Internacional Oficial del Libro, escribiendo desde biografías de Lenin y Antonio Machado a recetas de cocina o historias de la II guerra mundial.

Tras la publicación de un relato titulado La Gran Vía (1987) en el diario El País, se confirma como escritora con varias novelas, cuyos títulos representan de por sí todo un reclamo: Historia de no (1989), Contra vosotros (1991) y ¿Quién conoce a Otto Weininger? (1992) hasta su última novela Una prudente distancia (1994).

 

  (Ramón Palmeral con un libro de Mercedes Soriano- No tenemos ningún retrato de Mercedes. No qaueria fotos y se ocultó en las Presillas Bajas de Níjar en Almería ¿por qué?)


Fotos: Las Presillas Bajas © OM


Necrológica:NECROLÓGICAS

Mercedes Soriano, escritora

La escritora Mercedes Soriano falleció el pasado viernes en el hospital Torre Cárdenas, de Almería, según informó La Voz de Almería. Nacida en Madrid en 1953, había vivido en los últimos años en la barriada de Las Presillas Bajas, en el término municipal de Níjar, retirada del barullo del mundo literario, panorama al que saltó con la publicación de novelas como Historia de no (1989), Contra vosotros (1991) y ¿Quién conoce a Otto Weininger? (1992), entre otras. Se trata de obras en las que se palpaban los ecos y las influencias innovadoras de escritores europeos como Thomas Bernhard. También desarrollo una tarea intensa en la prensa, en campos que incluían desde revistas literarias como El Urogallo o el Número Internacional Oficial del Libro, donde enviaba desde biografías de Lenin y Antonio Machado a recetas de cocina.

También colaboró con EL PAÍS, donde en 1987 publicó un relato titulado La gran vía, que, según ella, hizo que en su vida cambiaran muchas cosas. Por ejemplo, que se le abrieran las puertas para sacar a la luz sus novelas. Y así, el público fue conociendo Historia de no, primera parte de una trilogía dedicada a la memoria de un tiempo crucial y en la que pretendía a lo largo de 175 páginas reflejar la transición política desde el interior de un personaje. O Contra vosotros, un alegato que denunciaba la realidad circundante y en el que la autora trataba de reflejar, según dijo, 'las aspiraciones de la clase media que ha asumido los valores del orden democrático edificado sobre el desarrollismo franquista'. Su trayectoria cambia con la publicación de su tercera obra, que Soriano concibió como una ruptura con la exploración del presente de su país. En ¿Quién conoce a Otto Weininger? hace referencia al filósofo austriaco autor del ensayo Sexo y carácter.

Mercedes Soriano estaba casada y deja dos hijos de corta edad. El pasado domingo tuvo lugar su entierro en un ambiente estrictamente familiar.-

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Mercedes Soriano o la potencia para renacer, en Contra vosotros, en El Rinconete del Instituto Cervantes

Foto

cabo de gata-3

Cabo de Gata, Almería

La escritora madrileña Mercedes Soriano (1953-2002) cayó en el olvido —un olvido paulatino— después de que en los años noventa se retirara a los bellos parajes desérticos del cabo de Gata, Almería, donde murió prematuramente a los cuarenta y nueve años. Había publicado varias novelas, Historia de no (1989), Contra vosotros (1991), ¿Quién conoce a Otto Weininger? (1992) y Una prudente distancia (1994), que le granjearon la consideración de la crítica y un número de lectores fervorosos, a los que se dio a conocer primero gracias al relato «La Gran Vía (Famosa zarzuela en un acto y cinco cuadros)» (El País, 4-9-1987). Dejaba atrás la dirección de la revista política El Urogallo, las noches eternas de la Movida y el hastío por las varias claudicaciones a las que se plegó su generación a cambio de cargos, comodidades y prebendas desde la Transición.

Conocí a la escritora antes que sus libros, cuando en 1999 pasé unos días de vacaciones en las Presillas Bajas, donde unos amigos míos habían alquilado una casa tradicional restaurada. Mercedes Soriano mantenía intacto el escepticismo frente a la evolución del que había sido su entorno profesional y su entusiasmo por las tierras áridas y radiantes del cabo no declinaba. Regresé sola en octubre de 2001, cuando estaba terminando la traducción de La democracia asesinada, de Jean-Pierre Berdah, un estudio sobre el contexto internacional que llevó a la derrota de la Segunda República española. Uno de los vecinos de la escritora era un pequeño oficial de la República que había eludido las represalias posteriores a la derrota refugiándose en el pueblo; era un viejo risueño y activo y disfruté de su memoria un buen rato. Al marcharme, Mercedes Soriano me regaló un ejemplar de su segunda novela, Contra vosotros, cuya dedicatoria me parece hoy, al releer el libro, una síntesis precisa de su mirada y del sentido que encierra su intrincado argumento: «en recuerdo de los días del pródigo desierto».

La paradoja no es tal, pues los personajes de Contra vosotros se encuentran en una fase de cambio profundo en sus vidas; todos ellos parecen atravesar una zona estéril que, sin embargo, como revelan en sus soliloquios, pensamientos, parlamentos, o en sus cartas, contiene ya el brote de una nueva vida. Dividida en dos partes, la primera se compone de siete capítulos —«Memoria», «Relevo», «Control», «Completa», «Hallazgo», «Pasión», «Desertor»—, cada uno de los cuales da voz a uno de los personajes presentados en el primer capítulo a través del runrún mental de una camarera de bar, que rememora momentos significativos de su matrimonio fracasado y su libertad reinventada mientras atiende a los clientes. Los personajes representan a aquella España de la primera Transición que se prestó a la farsa de la modernidad, del dinero fácil y la fama instantánea renunciando a sus ideales históricos —léase ideología— y pronto se encontró sin saber cómo torear la banalidad resultante. A cada personaje le corresponde una voz y un tono que reproduce la clase social y la sensibilidad del momento.

A Soriano se la incluye entre los autores de la narrativa social española por sus críticas a la impostura de la Transición—que hoy utilizan unos pocos escritores para reivindicarla—, pero su propuesta va mucho más allá mostrándonos a sus personajes —publicista, arquitecto, político, pintor, comisaria de arte, camarera o empresario— lidiando con la pasión amorosa o invocándola. Contra vosotros se cierra con un capítulo titulado «Nadie» donde una voz impersonal se expresa en el tono elevado de los antiguos clásicos o del Nuevo Testamento —no sin ironía—, para glosar esa experiencia de metamorfosis que es común al hombre de trascenderse y descubrirse en la pasión, reencontrándose de ese modo en la naturaleza, en una forma de vida esencial.

No se trata, ya se ve, de una típica novela del desencanto político, un subgénero de la ficción española de los ochenta. En esta su segunda novela la escritora madrileña mostró un buen control de sus materiales; mezcla cierto costumbrismo con la influencia de Bernhard, de Juan Goytisolo, pero la lucidez que atraviesa todo el relato es, con su invocación poética, un rasgo que la singulariza.

El Rinconete


Viaje literario por el Parque

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Enlace con AL ESTE DEL CABO DE GATA, venta en Amzon de Ramón Palmeral ambieta su novela en La Islata del Moro. Tambien es autor de "Tras los pasos de Juan Goytisolo por los Campos de Níjar".


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Rinconete

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Literatura

Mercedes Soriano o la potencia para renacer, en Contra vosotros

Por María José Furió

La escritora madrileña Mercedes Soriano (1953-2002) cayó en el olvido —un olvido paulatino— después de que en los años noventa se retirara a los bellos parajes desérticos del cabo de Gata, Almería, donde murió prematuramente a los cuarenta y nueve años. Había publicado varias novelas, Historia de no (1989), Contra vosotros (1991), ¿Quién conoce a Otto Weininger? (1992) y Una prudente distancia (1994), que le granjearon la consideración de la crítica y un número de lectores fervorosos, a los que se dio a conocer primero gracias al relato «La Gran Vía (Famosa zarzuela en un acto y cinco cuadros)» (El País, 4-9-1987). Dejaba atrás la dirección de la revista política El Urogallo, las noches eternas de la Movida y el hastío por las varias claudicaciones a las que se plegó su generación a cambio de cargos, comodidades y prebendas desde la Transición.

Conocí a la escritora antes que sus libros, cuando en 1999 pasé unos días de vacaciones en las Presillas Bajas, donde unos amigos míos habían alquilado una casa tradicional restaurada. Mercedes Soriano mantenía intacto el escepticismo frente a la evolución del que había sido su entorno profesional y su entusiasmo por las tierras áridas y radiantes del cabo no declinaba. Regresé sola en octubre de 2001, cuando estaba terminando la traducción de La democracia asesinada, de Jean-Pierre Berdah, un estudio sobre el contexto internacional que llevó a la derrota de la Segunda República española. Uno de los vecinos de la escritora era un pequeño oficial de la República que había eludido las represalias posteriores a la derrota refugiándose en el pueblo; era un viejo risueño y activo y disfruté de su memoria un buen rato. Al marcharme, Mercedes Soriano me regaló un ejemplar de su segunda novela, Contra vosotros, cuya dedicatoria me parece hoy, al releer el libro, una síntesis precisa de su mirada y del sentido que encierra su intrincado argumento: «en recuerdo de los días del pródigo desierto».

La paradoja no es tal, pues los personajes de Contra vosotros se encuentran en una fase de cambio profundo en sus vidas; todos ellos parecen atravesar una zona estéril que, sin embargo, como revelan en sus soliloquios, pensamientos, parlamentos, o en sus cartas, contiene ya el brote de una nueva vida. Dividida en dos partes, la primera se compone de siete capítulos —«Memoria», «Relevo», «Control», «Completa», «Hallazgo», «Pasión», «Desertor»—, cada uno de los cuales da voz a uno de los personajes presentados en el primer capítulo a través del runrún mental de una camarera de bar, que rememora momentos significativos de su matrimonio fracasado y su libertad reinventada mientras atiende a los clientes. Los personajes representan a aquella España de la primera Transición que se prestó a la farsa de la modernidad, del dinero fácil y la fama instantánea renunciando a sus ideales históricos —léase ideología— y pronto se encontró sin saber cómo torear la banalidad resultante. A cada personaje le corresponde una voz y un tono que reproduce la clase social y la sensibilidad del momento.

A Soriano se la incluye entre los autores de la narrativa social española por sus críticas a la impostura de la Transición —que hoy utilizan unos pocos escritores para reivindicarla—, pero su propuesta va mucho más allá mostrándonos a sus personajes —publicista, arquitecto, político, pintor, comisaria de arte, camarera o empresario— lidiando con la pasión amorosa o invocándola. Contra vosotros se cierra con un capítulo titulado «Nadie» donde una voz impersonal se expresa en el tono elevado de los antiguos clásicos o del Nuevo Testamento —no sin ironía—, para glosar esa experiencia de metamorfosis que es común al hombre de trascenderse y descubrirse en la pasión, reencontrándose de ese modo en la naturaleza, en una forma de vida esencial.

No se trata, ya se ve, de una típica novela del desencanto político, un subgénero de la ficción española de los ochenta. En esta su segunda novela la escritora madrileña mostró un buen control de sus materiales; mezcla cierto costumbrismo con la influencia de Bernhard, de Juan Goytisolo, pero la lucidez que atraviesa todo el relato es, con su invocación poética, un rasgo que la singulariza.

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OPINIÓN DEL LECTOR

A Mercedes Soriano

Hace dos semanas te reencontré. Buscando unos libros en los anaqueles de la biblioteca municipal del pueblo donde vivo hallé tu nombre en el canto de uno de ellos, Historia de No. Tu nombre salió de mi pasado con la urgencia de una burbuja de aire retenida. Vi tu fotografía en la solapa. Eras la misma Mercedes Soriano que yo había conocido en el colegio Santa Cristina, en Madrid.

Aquella solapa, en tan breve espacio me contó muchas nuevas sobre ti. Habías escrito, entre otras cosas, una trilogía de novelas, ahora, de repente, al alcance de mi mano en aquella estantería. En algún momento de tu vida habías tomado la decisión de irte a vivir a un pueblo junto al mar, en los Campos de Níjar de Almería.

Salí de la biblioteca contigo en la cabeza. Nuestras vidas parecían haber corrido paralelas en más de un aspecto. La misma edad, el mismo nombre, la misma clase, allá por cuarto y reválida, la misma afición, ya desde entonces, a la escritura, y ahora me encontraba con que vivíamos en pueblos muy cercanos, que las dos habíamos tomado el camino del mar.

Busqué tu nombre en la guía de teléfonos pensando en darte una sorpresa; primero un pueblo de Níjar, luego otro, hasta dar con él en Los Escullos. Durante mis paseos con la playa, ella y yo descalzas y solas, imaginaba cómo iba a ser nuestra conversación. Me daba cuenta de que han transcurrido muchos años. ¿Me recordará? Le diré que me permita por unos minutos jugar con ella a las adivinanzas. Que haga memoria, que tendríamos 13 o 14 años a lo sumo, que regrese a ese tiempo de nuestra primera adolescencia y me busque.

Pero, objetaba yo mientras las barbas del mar zalamero me lamían los tobillos, tal vez no tenga humor para jugar. Tal vez recele. Puede que piense que soy una intrusa si no me identifico enseguida. Puede que la vida le haya entorpecido la sonrisa. Me guiaré por el tono de su voz, decidí, su voz me dirá si aún le hace un sitio al juego en su vida.

Le diré que recuerdo su figura pequeña y ágil, su melena larga y negra, que le bailaba por la espalda. A veces la llevaba recogida en una trenza. Se servía de ella como de un juguete, zarandeándola al compás de sus inquietudes y zascandileos adolescentes. La lanzaba de un golpe resuelto hacia atrás y la mata de pelo caía sobre la hoja rayada del cuaderno de otra niña, que al encontrársela allí tendida, tan negra sobre el blanco papel, en su desconcierto no sabía si debía subrayarla en rojo o en verde.

Le diré que era una chica saltarina, que siempre estaba risueña y segura de sí misma, que tenía a más de la mitad de las compañeras en un puño y que unas cuantas, entre las que me encontraba yo, la mirábamos a cierta distancia, renuentes, viendo en ella a una rival difícil de superar.

Probablemente, continuaba yo en mi imaginaria conversación contigo durante mi paseo cotidiano con el mar, cuando sepa quién soy y lo cerca que estamos la una de la otra surgirá la posibilidad de un reencuentro. Quedaremos a medio camino, en cualquiera de los pequeños pueblos que nos separan. Descubriremos que tenemos más cosas en común y estaremos en sazón para comenzar una amistad. Será una relación vieja y nueva. Reviviremos con nuestras palabras cruzadas a muchas personas que creíamos olvidadas. Y por encima de todo, nos volveremos a ver nosotras, cómo éramos, qué decíamos, cómo pensábamos, y cómo somos, cómo nos manifestamos ahora, a los 50.

El viernes 18 de octubre te llamé. Dejé que el timbre sonara y sonara. Pensé en una casa vieja, un cortijo antiguo, un jardín grande, el rugido del mar de levante invadiendo el silencio, solapando el molesto timbre de un teléfono que emitía mensajes entubados. Pensé que tal vez tú también paseaban con la playa, o tal vez, estuvieras absorta regando las raíces de algún olivo del jardín. El sábado lo intenté de nuevo con la misma suerte. El domingo decidí que debías de estar de viaje, quizás en Madrid, alguna escapada como las que yo hago siempre que mi trabajo me lo permite.

El lunes no pude llamarte, aunque seguí pensando en ti. El martes leí la esquela de tu muerte en EL PAÍS. No podré decirte nada. No oiré tu voz de hoy para recordar la de ayer. No podré darte la pequeña alegría de mis recuerdos de ti como niña.

Nuestra ignorancia como seres humanos es demoledora. Por qué se ha producido esta secuencia de hechos. Resulta que tú te estabas muriendo y yo queriendo vivirte. Tu trenza larga y densa, tus ojos achinados, tu mirada traviesa y sabia. Te buscaré en tus novelas, que ahora forman parte de mis libros. Será mi encuentro con ellas, sino pudo serlo contigo. Y te llevaré en la mochila que pesa sobre mi espalda.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de noviembre de 2002

 

 

 

 

 

 

 

 

    








Cine en Almería. Monsul, La Peineta, Juan Gabriel García

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Juanen Pérez Miranda en la playa de Monsul con un fotograma de Indiana Jones y la última cruzada

De Sergio Leone a Steven Spielberg… vivimos en primera persona la historia del cine rodado en el Parque Natural Cabo de Gata – Níjar

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31 May 2018
Juan Gabriel García
the nest

Para todos los que amamos el cine y buscamos en él una experiencia que va más allá del mero entretenimiento, visitar los lugares donde se han rodado las películas que admiras, descubrir el punto exacto de ese plano que se grabó a fuego en tu mente, y pisar el mismo suelo en el que cineastas como Sergio Leone o Steven Spielberg inmortalizaron algunas de sus obras más míticas, supone una experiencia metafísica en la que se viven experiencias dominadas por la emoción, difíciles de explicar con palabras.

Filming Almería Oficina Provincial de Cine ha lanzado la segunda edición del proyecto Rutas Guiadas de Cine. En esta ocasión se han propuesto tres itinerarios, dos por el Desierto de Tabernas y uno por el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, que trascurren por paisajes almerienses que han servido como continente fílmico a un sinfín de historias de todos los géneros.

Esta actividad nace con el propósito de divulgar la enorme variedad y belleza de las localizaciones cinematográficas de la provincia de Almería. El paisaje es el gran protagonista de la historia de los rodajes en esta tierra, de ahí que resulte tan importante visitar esos lugares si se quiere alcanzar un conocimiento riguroso sobre la intensa relación de Almería con el cine.

Y se intenta llegar a este objetivo proponiendo un atractivo recorrido que, al mismo tiempo, nos acerca más a esa naturaleza que tenemos tan cerca, para algunos todavía muy desconocida, estrechando los lazos entre el cine, el senderismo y la idea de vivir un turismo distinto, cultural, es decir, conocer un territorio gracias a las películas que allí se han rodado. Pocos lugares en el mundo reunirán condiciones tan idóneas como Almería para cristalizar esta idea.

Con la coordinación de Juanen Pérez Miranda, fundador de Almeriacine, y la colaboración y asistencia técnica de Cristina Serena, de la empresa especializada en turismo de cine Malcamino’s, hemos tenido la suerte de que hayan sido nuestros cicerones en la ruta guiada por el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Cogemos el kit de senderista, cámara en mano, batería a tope, y nos adentramos en el sendero de la historia del cine en Almería.

 

Los Albaricoques

La primera parada se produce en la pedanía nijareña de Los Albaricoques. Este pequeño rincón de los Campos de Níjar respira cine por todos los poros de su piel. La silueta de un cowboy recortado en chapa nos da la bienvenida sobre un letrero que dice: “Bienvenidos a Los Albaricoques, es de cine”. Su cenit lo encontró con el rodaje de La muerte tenía un precio en 1965, el segundo western de Sergio Leone protagonizado por Clint Eastwood, y a partir del cual la industria europea perdió la cabeza por el western, el spaghetti western, que se cocinaba en Almería.

Níjar fue uno de los municipios pioneros en apostar por la relación entre el cine y el turismo. Los Albaricoques fue la pedanía en la que se inauguró la Primera Ruta Turístico-cinematográfica del Parque Natural Cabo de Gata – Níjar. Se reconstruyó la famosa era del final de La muerte tenía un precio, se instalaron paneles informativos en los principales puntos de rodaje y los vecinos vieron con buenos ojos que los nombres de sus calles se cambiasen por los de Avenida Sergio Leone, Calle Clint Eastwood, Lee Van Cleef o Camino Gian María Volonté. Son los primeros en sentirse orgullosos de su historia y defenderla.

 

El Cortijo del Fraile

El Cortijo del Fraile es el siguiente punto de interés de la ruta. Esta construcción, realizada por frailes dominicos en el siglo XVIII, reúne las peculiaridades típicas de la arquitectura de los Campos de Níjar, la misma que cautivó a autores como Juan Goytisolo, con sus exclusivos aljibes con los que se aprovecha hasta la última gota que da la lluvia. Es conocida por haber sido el lugar donde, en 1928, ocurrieron los hechos reales que inspiraron a Carmen de Burgos y Federico García Lorca para sus obras Puñal de claveles y Bodas de sangre, respectivamente.

El cine ha inmortalizado este cortijo en numerosas ocasiones, pero, de nuevo, el nombre de Sergio Leone sobresale como el director que mejor rendimiento ha sabido obtener de esta localización. En La muerte tenía un precio el interior del Cortijo del Fraile se convirtió en la guarida del Indio, Gian María Volonté, y sus hombres.

Foto de grupo delante del Cortijo del Fraile

Foto de grupo delante del Cortijo del Fraile.

Esas imágenes hoy día se vuelven cruciales si en algún momento se toma la necesaria decisión de reconstruir este testigo de la historia, casi en ruinas y abocado a la extinción por un galimatías administrativo, ya que se ve perfectamente el interior y todos sus detalles. Absolutamente irreconocible a lo que se observa en la actualidad, prácticamente escombros, un espacio decadente, grotesca sombra de lo que fue.

La otra película clave de Leone donde se ve el Cortijo es en El bueno, el feo y el malo (1966). El Fraile se hace pasar por un monasterio donde se atiende a los heridos de la Guerra de Secesión norteamericana. El personaje de Eli Wallach lleva hasta aquí al de Clint Eastwood para que sea atendido de la deshidratación que casi le provoca la muerte. Una vez Rubio, Clint Eastwood, se recupera, los dos personajes se marchan en una diligencia y mantienen una conversación con una panorámica del Cortijo del Fraile y los Campos de Níjar al fondo.

 

Minas de oro

Tras pasar por este lugar llega la parte más dura de la ruta. Toca andar cinco kilómetros, no sin antes ver numerosos puntos de rodaje por ese sendero, como las minas de oro del Cerro del Cinto. Antes de llegar a la pedanía de Rodalquilar, en un desvío a la izquierda, se accede a tres bocas de minas que han aparecido en películas muy importantes.

Las minas de oro de Rodalquilar. Ese túnel aparece en Indiana Jones y la última cruzada.

Las minas de oro de Rodalquilar. Ese túnel aparece en Indiana Jones y la última cruzada.

Una de estas bocas, realmente no una mina sino un paso que se hizo para que los camiones pudiesen acceder hasta el centro de la extracción del mineral y optimizar el trabajo, protagoniza un plano espectacular en Indiana Jones y la última cruzada (1989). Es el túnel por el que entra el avión nazi que persigue a los doctores Jones, padre e hijo, es decir, a Sean Connery y Harrison Ford. La parte interior se hizo en estudio con complejos efectos especiales, y para la salida del túnel se utilizó la misma entrada, pero con el fotograma invertido con el fin de que pareciese otro lugar, como detalló Pérez Miranda sobre el terreno con fotogramas de la cinta y fotos de la parte que se desarrolló en un set. Los trucos y la magia del cine.

En esta misma localización se rodaron varias escenas para Exodus: Dioses y reyes (2014). La película de Ridley Scott protagonizada por Christian Bale y a partir de la cual Almería ha vuelto a ocupar su puesto de privilegio como escenario natural a tener en cuenta por las grandes superproducciones internacionales. El nuevo punto de inflexión del cine en Almería se escribe a partir de esta película.

En las escenas de Exodus rodadas en esta localización Moisés, Christian Bale, instruye en el arte de la guerra a los esclavos hebreos para iniciar la revolución que libere al pueblo oprimido. Ensayan el tiro con arco y mantienen reuniones en las que planifican su estrategia de guerrilla.

Continúa el camino a pie en dirección a Rodalquilar. Entre medias se disfruta de diferentes puntos donde se han rodado más películas. Uno de estos espacios es un tramo de la pista de tierra en la que el personaje de James Coburn en ¡Agáchate, maldito! (1971), la película más injustamente ignorada de Sergio Leone, emerge como venido del más allá. O un curioso pasadizo que atraviesa la montaña que se ha visto recientemente en It came from the desert (2017), una simpática frikada finlandesa basada en un videojuego con hormigas gigantes en el desierto de Nuevo México, Almería en la realidad.

 

Pitas y minerales

Durante la ruta no solo descubrimos historias relacionadas con el cine, sino que también se nos dan a conocer importantes aspectos sobre la geología y la flora de la zona. Por ejemplo, dos elementos vegetales indispensables para admirar este paisaje, por el protagonismo que poseen y la personalidad que otorgan, como la pita y las chumberas, son importados de México.

La pita, o agave americano, se plantó como alternativa al esparto para obtener cuerda, pero la pronta proliferación del nailon hizo que se dejase de usar industrialmente, aunque permanece inalterable en el paisaje y ya se identifica como un elemento puramente autóctono.

Pitas en el entorno de la playa de Monsul en San José.

Pitas en el entorno de la playa de Monsul en San José.

La chumbera se trajo por motivos distintos. De la familia del cactus, en una zona tan árida podría asentarse sin problemas. Cristina Serena explicó que “se trajo porque retenía muy bien la tierra. Se plantaba en los bordes de los caminos o los terrenos para retener las lluvias”. En la actualidad se encuentra en estado terminal por culpa de la plaga de la cochinilla.

También descubrimos el origen del nombre de Cabo de Gata. En esta tierra se extraía una variedad microcristalina de cuarzo conocida como Ágata. En la Edad Media, tras varios nombres, se empezó a denominar a esta zona como Cabo de las Ágatas, por la abundancia de este mineral. Por la contracción fonética experimentada a lo largo de los años, el Cabo de las Ágatas pasó a ser Cabo de Gata. Quien sabe si dentro de no mucho lo conoceremos como Cabo Gata.

Cristina Serena se parecía a Thanos de Avengers: Infinity war. Si Thanos persigue a toda costa las Gemas del Infinito, Cristina iba cargada de muestras de los cuantiosos minerales que se encuentran en el entorno para mostrarlos durante sus instructivas explicaciones y hacer más amena la visita.

 

Planta Denver

Y llegamos a la Planta Denver de Rodalquilar, el centro donde se trataba el oro que se extraía de las entrañas de las minas del Cerro del Cinto. Se nos presenta como un escenario industrial fantasmagórico, da la sensación de que todo el mundo ha huido de allí a toda prisa tras desatarse una catástrofe nuclear. Pero no queremos parecer apocalípticos, pues este entorno, a pesar de su aspecto, posee una hipnótica fuerza de seducción, que puede encajar a la perfección con muchos tipos de historia.

Entre las películas más destacadas allí rodadas nos vienen rápidamente dos títulos a la cabeza. La futurista Guerreros del sol (1986), protagonizada por una pandilla de jóvenes patinadores con estética Mad Max, entre los que figuraban Jason Patric o Jamie Gertz y, sobre todo, El misterio de Wells (2003).

Este segundo caso resulta sorprendente, pues la Planta Denver se revistió con un trabajo de decoración como pocas veces se ha visto para transformarse en un pueblo de la Inglaterra de 1380. Los técnicos tuvieron que disimular el poderoso sol almeriense para generar una atmósfera gris, cubierta por una sempiterna neblina. La noticia del rodaje de esta producción, cuyo reparto encabezaron actores como Willem Dafoe, Paul Bettanny y Vincent Cassel, tuvo cierto eco mediático porque reclusos del Centro Penitenciario de Almería El Acebuche trabajaron en la construcción del decorado.

 

Monsul

Tras una pausa para reponer fuerzas alcanzamos el último punto de nuestra ruta, la playa de Monsul de San José. De nuevo hallamos un extenso listado de películas aquí rodadas, pero con mucha fuerza viene un título y una secuencia a nuestra mente: el momento en el que Sean Connery espanta a un grupo de gaviotas para librarse de un avión nazi en Indiana Jones y la última cruzada.

Y esta ruta que nos devuelve estos recuerdos se lleva a cabo el mismo día que se cumplen treinta años del inicio del rodaje de la tercera entrega de Indiana Jones en la provincia de Almería, el 12 de mayo de 1988. Un simbolismo circunstancial que evoca uno de los más grandes rodajes que ha protagonizado Almería.

La famosa escena en cuestión también tiene su intrahistoria. Las gaviotas que espanta con un paraguas el personaje de Connery no eran tales, sino que se trataba de palomas. Éstas pasan tan cerca de la cámara que, a simple vista, intuimos a pájaros aletear que pueden ser gaviotas. Si le damos al pause en el momento justo, nos damos cuenta del dulce engaño. En el making of de esta película hay un momento muy divertido. Y es que en el instante en el que Spielberg da la orden de que las palomas salgan volando, éstas, perezosas, se quedan dentro de la caja de la que supuestamente tendrían que haber salido enérgicamente. Este hecho provoca que el director, literalmente, se tire a la arena de la playa partido de risa.

 

El adiós

Llegó el doloroso momento de la despedida. Nuestro maestro de ceremonias en esta ruta, Juanen Pérez Miranda, comparte la idea que expresábamos al principio cuando hablábamos de las sensaciones que se viven al visitar las localizaciones de películas que, de alguna manera, han significado algo en nuestra vida.

Este arqueólogo del cine afirma que “se siente una emoción especial cuando eres fan de la película y conoces por primera vez el lugar donde se ha rodado. Pero lo que más valoro de estas rutas es el efecto inverso. La gente que conoce el sitio, pero no sabe que allí se han rodado títulos tan importantes como Indiana Jones o La muerte tenía un precio. Al descubrir esto se tiene la sensación de sorpresa y, sobre todo, de admiración por el paisaje de Almería”.

Vista panorámica de la Planta Denver, Rodalquilar, con una espectacular vista del entorno.

Vista panorámica de la Planta Denver, Rodalquilar, con una espectacular vista del entorno.

Con esa impresión nos marchamos, con la de admirar el paisaje almeriense que ha viajado, y sigue viajando, por las pantallas de los cines de todo el mundo. Con la visión de que el paso del séptimo arte por la tierra del Indalo ha sido una gran oportunidad, una encrucijada que hay que potenciar al vincularla con el turismo.

En los últimos años el cine en Almería ha dejado de ser algo arcaico para recobrar actualidad, resonancia mediática y política. Ahora nos corresponde a todos los que apreciamos esta historia darla a conocer para que nunca caiga en el abismo del olvido, y Almería sea para siempre una fructífera tierra de cine.

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Enlace a la novela AL ESTE DEL CABO DE GATA, de Ramón Palmeral , el es autor del libro:

"Tras los pasos de Juan Goytisolo por los Campos de Níjar", lo encontrarás en Amazon

 

 

El venezolano Luis José Malaver Valderrama gana el Gabriel Sijé de novela corta

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El venezolano Luis José Malaver Valderrama gana el Gabriel Sijé de novela corta

• Martes 10 de noviembre de 2020
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Luis José Malaver Valderrama
Malaver Valderrama presentó su obra “El sótano de las hostias”.

El escritor venezolano Luis José Malaver Valderrama se impuso sobre más de setecientos participantes del 40º Premio de Novela Corta Gabriel Sijé, dotado con 4.000 euros, con su obra El sótano de las hostias, según anunció el lunes 9 de noviembre la Fundación Mediterráneo, que convoca este certamen bienal desde 1972.

El jurado estuvo compuesto por Adriana Torres Martínez, María Fuensanta Estremera Saura, Luis Mariano Abad Merino, Manuel Cifo González y José Antonio Torregrosa Díaz, con Inés Chamón Fernández como secretaria.

Nacido en San Tomé, Anzoátegui, en 1964, Malaver Valderrama es licenciado en Letras, mención Lengua y Literatura Hispanoamericana y Venezolana, de la Universidad de los Andes (ULA), y profesor jubilado de la Cátedra de Lingüística del Núcleo Nueva Esparta de la Universidad de Oriente (UDO).

Fue miembro fundador del consejo editorial de la revista de arte y literatura Tropel de Luces y de la Asociación de Escritores de Nueva Esparta. Es articulista de prensa escrita y digital. Fue coproductor, con el Pequeño Teatro Andante de la UDO Nueva Esparta, de la obra teatral Por medio de la presente, con la que obtuvo en 2011 el premio del XI Certamen de Dramaturgia para Adultos de la Fundación La Barraca.

Con la novela breve ¡Ay, Estela, quién contara! ganó en 1995 el Premio Nacional Bienal de Literatura Orlando Araujo, y la obra fue publicada en 1997 por Editorial Raidis. También obtuvo en 1998 el Premio Regional de Narrativa Ciudad de Juan Griego con el libro de cuentos Pasapalos y el Premio Regional de Poesía Ciudad de La Asunción con el poemario No hay mar que por bien no venga. En 1999 se alzó con el Premio Municipal de Dramaturgia Miguel Ángel Insausti, en Barinas, con la obra Panamargo.

Además, en 2005 ganó el Premio del primer Certamen Mayor de las Artes y las Letras de la Editorial El Perro y la Rana con el poemario La mirada secreta del barro, y en 2012 el Premio de la Segunda Bienal de Literatura José Vicente Abreu con Malaverismos (permiso sanitario en trámite), evento en el que repetiría dos años más tarde con la novela Días de abril, que se mantiene inédita.

Es autor, asimismo, del monólogo Déjaselo a los astros, incluido en la Antología de dramaturgos de Nueva Esparta (El Perro y la Rana, 2009) y de Edmundo Aray, de la colección Cuadernos Cineastas Venezolanos de la Cinemateca Nacional de Venezuela, y en 2018 obtuvo una beca del Centro Nacional del Libro de Venezuela con su novela Vida de E.P.

“Este certamen literario es una muestra del compromiso de Fundación Mediterráneo con el fomento de las expresiones culturales y de apoyo a los jóvenes talentos de las letras hispanas, tal y como también sucede con nuestros premios de cuentos Gabriel Miró y de novela Vargas Llosa”, afirmó Luis Boyer, presidente de Fundación Mediterráneo, sobre este premio que en 2021 arribará a su cincuentenario.

El Gabriel Sijé recibió este año 736 obras provenientes de veintiocho países. Esta elevada participación (con 169 obras más que en la anterior edición de 2018 y con 110 más que en la edición con más participación histórica, en 2011) y las dificultades de la pandemia, obligó a posponer el fallo hasta noviembre, cuando lo habitual habría sido emitirlo en verano.

Thomas Bernhard, el lobo feroz de la literatura austriaca, por Muguel Sáenz

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 Se dice o se decía que, cuando un autor muere, atraviesa un período de ausencia, hasta que, tras algunos años, vuelve a ocupar el puesto que realmente le corresponde en la literatura mundial.

Thomas Bernhard, el lobo feroz de la literatura austriaca

Actualizado

Tres obras se han reeditado en el 30º aniversario de la muerte del escritor austriaco, incluida su obra maestra, 'Extinción'. Su traductor y académico de la Lengua repasa su vigencia en su país y las letras hispanas días después de la entrega del Nobel a otro austriaco polémico, Peter Handke

El polémico escritor austriaco Thomas Bernhard. ERIKA SCHMIED

Thomas Bernhard murió el 12 de febrero de 1989, aunque, siguiendo su deseo, su muerte no se supiera hasta cuatro días después. Si van a Viena, no dejen de visitar el cementerio de Grinzing, en donde está enterrado ese enorme escritor de la literatura alemana de la segunda mitad del siglo XX (el de la primera es Franz Kafka).

Se dice o se decía que, cuando un autor muere, atraviesa un período de ausencia, hasta que, tras algunos años, vuelve a ocupar el puesto que realmente le corresponde en la literatura mundial. No ha sido así en el caso de Bernhard. Aunque no podría dar datos fehacientes, lo cierto es que Bernhard goza hoy en Austria, su país de origen, del prestigio de ser considerado como El Escritor austríaco por excelencia. Lejos están los tiempos en que era juzgado impresentable.

Siempre he tenido la duda de si los austríacos leían realmente a Bernhard. Pero lo que es indudable es que siguen yendo a ver sus obras teatrales. Por prohibición expresa de Bernhard en su testamento, hubo un tiempo en que los vieneses tenían que ir a Bratislava (Eslovaquia) para ver Isabel II, lo mismo que los españoles iban a Perpiñán para ver El último tango.

Desde su estreno en 1986, Ritter, Dene, Voss sigue representándose periódicamente en Viena a teatro lleno, por los mismos actores que dieron nombre a la obra: Ilse Ritter, Kirsten Dene y Gert Voss. Increíble. Y el teatro de Bernhard, en general, sigue reinando en Viena. El público parece haber descubierto que Thomas Bernhard era (también) un humorista, y recuerdo siempre un relato suyo titulado Autor caprichoso (incluido en El imitador de voces) en el que Bernhard cuenta cómo ese autor se apostó en el gallinero del teatro en que se representaba su primera y única obra teatral, armado de un fusil ametrallador y fue disparando a todo espectador que se reía a destiempo.

¿Qué ocurre en otros países, por ejemplo España? Hace ya años que Félix de Azúa habló de la fiebre Bernhard. Algún crítico acuñó el término de hijos españoles de Thomas Bernhard, y es indudable que fueron muchos los escritores que leyeron y asimilaron, mejor o peor, a Bernhard. La lista sería larga: Félix de Azúa, Juan Benet, Javier Marías, Vicente Molina Foix, José María Guelbenzu, Fernando Savater, Alejandro Gándara...

¿Qué pasa hoy? Me consta que hay jóvenes (de los jóvenes que leen) a los que les gusta mucho Bernhard, pero, sinceramente, no podría citar autores españoles declaradamente bernhardianos.

Otra cosa es Hispanoamérica. La influencia de Bernhard, creo, solo es comparable a la de Faulkner. Y no lo digo yo, lo dicen muchos que han dedicado tiempo a analizarlo. Sobre todo Marcelo Cohen y Martín Schifino. En la literatura hispanoamericana, Bernhard, por alguna razón, fue o es importante, y la lista de sus seguidores es impresionante: Juan José Saer, Roberto Bolaño, Juan Villoro, Sergio Pitol, Ricardo Piglia, Fogwill, Alan Pauls, Patricio Pron, Sergio Chejfec... Algunos se han comprometido mucho: Horacio Castellanos Moya escribió en 1997 El asco. Thomas Bernhard en el Salvador, y casi le cuesta la vida; el boliviano Edmundo Paz Soldán ha escrito Thomas Bernhard en el cementerio; la mexicana Alejandra Gómez Macchia un Bernhard se muere...

¿Y qué ocurre con el teatro? Solo puedo decir que, actualmente, la editorial argentina El Cuenco de Plata tiene el proyecto de publicar todo el teatro de Bernhard en castellano.

Por lo que se refiere a España, recuerdo algunas obras además del Ritter, Dene, Voss del gran Kristian Lupa. Roberto Villanueva, espléndido director argentino, estrenó en Madrid, en 1987, La fuerza de la costumbre, que la crítica consideró en gran parte como simple «teatro del absurdo», ya conocido.

Luego se ha representado mucho Bernhard. Rosario Ruiz (con Ana Caleya como Reina de la Noche), hizo un El ignorante y el demente memorable. Y, personalmente, guardo un recuerdo muy especial de Una fiesta para Boris, interpretada en Barcelona por un elenco de una docena de auténticos tullidos. La dirigió Matthias Janser y el papel de Boris correspondió a James O'Shea, un espectacular bailarín sin piernas. Otra representación que me parece extraordinaria fue la de Juan Navarro y Gonzalo Cunill, en 2013, de una adaptación del monólogo de Tala. Y de Cataluña ha quedado en mi recuerdo, sobre todo, la representación de El President de Carme Portaceli, con una Presidenta (Rosa Renom) imbatible.

La editorial Alfaguara reedita ahora, quizá como conmemoración del trigésimo centenario de la muerte de Bernhard, dos novelas muy bien elegidas. Hormigón y Extinción. También la editorial Funambulista ha publicado este año El Kulterer, una de los pocos relatos importantes de Bernhard que quedaba por traducir.

Hormigón es un baño de inmersión para quien quiera saber en un centenar de páginas quién fue Thomas Bernhard. El protagonista, escritor aislado y neurótico que trata de escribir una biografía de Mendelssohn-Bartholdy, es un fiel trasunto del propio Bernhard. En definitiva, como él, acaba por refugiarse en su amada Mallorca, la isla «más bella de Europa». Y lo que ocurre allí, entre nombres y lugares apenas traspuestos, es algo horrible y rigurosamente verídico.

Extinción, se ha dicho muchas veces, es la obra maestra de Bernhard, la última: un libro que recopila todas sus formas de escribir y de ser, y en el que Bernhard se explaya a gusto a lo largo de más de 400 páginas. No es totalmente exacto, porque, para empezar, no es la última novela de Bernhard (lo es Maestros antiguos) y, por otra parte, el buen conocedor de Bernhard encontrará a veces pasajes que le resultarán conocidos, con un final, eso sí, absolutamente sorprendente.

En cuanto a El Kulterer, es un muy interesante relato carcelario, en el que Bernhard sigue le fórmula (relato-guion cinematográfico) que ya había utilizado en El italiano.

Inolvidable, ineludible, inevitable Bernhard. Me satisface la idea de haber podido contribuir de algún modo a la difusión de su obra.

Pedro Salinas en Alicante, por Ramón Palmeral. Publicado en Hoja del Lunes.com de Alicante

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Pedro Salinas en Alicante

Pedro Salinas, por Ramón Palmeral.

Relación con el poeta Miguel Hernández

Pedro Salinas en la finca de El Altet (Elche) 

El poeta Pedro Salinas, de la generación de 27, veraneaba en El Altet (término de Elche), pueblo cerca del aeropuerto de Elche-Alicante en la finca “Lo Cruz”, propiedad de su mujer Margarita Bonmatí Botella.

Acababa de leer un artículo de Aitor L. Larrabide (hoy director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, de Orihuela) en El Eco Hernandiano digital, número 13, de junio de 2005, un artículo titulado «Perito en lunas visto por Pedro Salinas», en cuyo tercer párrafo nos dice: «Salinas veraneaba y pasaba cortos periodos en tierras alicantinas, en El Altet, ya que su esposa tenía allí una preciosa hacienda familiar»...

LER COMPLETO EN "HOJA DEL LUNES.COM"

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