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Channel: POESÍA PALMERIANA
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Isabel Zendal y una empresa extraordinaria, de Alfonso Delgado Rubio, ilustracion de Rañom Palmeral

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El 1 de diciembre la Comunidad de Madrid inauguró el hospital Isabel Zendal. Su objetivo es servir de apoyo a la sanidad pública de la comunidad y, en caso necesario, al Sistema Nacional de Salud. Se utilizará en situaciones de emergencia sanitaria (pandemias, catástrofes naturales, accidentes colectivos, etc.), que pueden acontecer de manera imprevista y brutal y, ante las cuales, los hospitales convencionales pueden sufrir un colapso de graves consecuencias. 

El hospital ha sido bautizado con el nombre de una heroína española, la gallega Isabel Zendal, que fue una figura fundamental en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela, que partió hace 217 años en la María Pita del puerto de La Coruña. Esta empresa extraordinaria, promovida por el rey Carlos IV en 1803, fue encomendada al doctor Xavier Balmis. Este y el doctor José Salvany –ambos médicos de la Armada–, junto a sus ayudantes, practicantes y enfermeros, llevaron a cabo la mayor gesta de sanidad pública de los anales de la historia al aplicar la vacuna de la viruela en todo el imperio, crear centros de vacunación y  distribuir el Manual de vacuna del profesor de la Universidad de París  J. L. Moreau de la Sarthe, traducido al español por el propio Balmis. El diseño, la logística, la ejecución y el desarrollo de esta hazaña sigue siendo motivo de estudio y admiración en las universidades más prestigiosas del mundo.

Isabel Zendal era la rectora de la Casa de expósitos de La Coruña y, junto al doctor Balmis, se encarga de reclutar a 22 niños huérfanos para conservar la linfa vacunal transmitida de brazo a brazo, que era el único sistema posible en la época para conservar la vacuna y aplicarla con éxito a la población. Consciente de los cuidados y atenciones que los niños iban a necesitar durante la travesía y a su llegada a destino, el doctor Balmis solicita a Zendal que lo acompañe «porque nadie como ella podría cuidar a los niños en calidad de enfermera».

Tras una escala en Tenerife, la expedición arriba a Puerto Rico y seguidamente a Venezuela. En Caracas son recibidos como grandes benefactores. El doctor Balmis, tras valorar la magnitud de la empresa, decide dividir la expedición y encomienda al doctor Salvany que, con la mitad de los ayudantes, se dirija al Virreinato de Santa Fe, Perú y Buenos Aires, para ejercer su acción sanitaria de proteger a las poblaciones. El doctor Salvany, Grajales, Lozano, Bolaños y cuatro niños venezolanos emprenden la marcha, sufren multitud de percances y superan dificultades extremas; atraviesan los Andes aplicando la vacuna a las poblaciones indígenas de Ecuador, Perú y Bolivia, y crean centros de vacunas allá por donde pasan. Durante el penoso viaje, Salvany pierde un ojo y fallece de tuberculosis, siendo enterrado en Cochabamba. Superando todos los contratiempos, Grajales y Bolaños llegan al sur de Chile, hasta  la isla de Chiloé, sin poder alcanzar el Virreinato del Mar de la Plata.

 

                    (Retrato a lápiz de Isabel Zendal Gómez, por el pintor alicantino Ramón Palmeral)

 

El doctor Balmis, por su parte, prosigue su labor sanitaria en Guatemala y recorre todo México vacunando y creando centros de vacunación. Los 22 huérfanos españoles vienen adoptados por familias mexicanas acomodadas, que Isabel Zendal selecciona con el mayor cuidado, buscando la mejor acogida posible para sus niños. Ella permanece en Ciudad de México, donde se pierde su rastro en 1810. Para iniciar su marcha hacia Filipinas, el doctor Balmis recluta a un grupo de niños mexicanos, detallando sus edades, procedencia y nombre de los padres. Con el consentimiento de estos, se embarcan en Acapulco en el galeón de Manila a fin de llevar a cabo la campaña de vacunación en el archipiélago filipino. Antes de partir con destino a Macao y Cantón, se encarga de que todos los niños mexicanos vuelvan sanos y salvos a casa de sus padres, al tiempo que estos  reciben una compensación económica. El doctor Balmis regresa desde Cantón a España en una fragata portuguesa, hace escala en la isla de Santa Elena  y llega a Lisboa en agosto de 1806, tres años después de su partida. Se presenta en el Palacio de la Granja de San Ildefonso para informar al rey Carlos IV sobre el desarrollo de la expedición.

Esta hazaña no tiene parangón en la historia de la humanidad, como afirmaron Jenner, Von Humboldt, Andrés Bello o Marañón, entre otros. La primera gran campaña de vacunación de ámbito universal, la distribución del manual de vacunas, la creación de centros de vacunación, el consentimiento informado, la protección amorosa de la infancia más desfavorecida, o la entrega de la propia vida por salvar a los demás de una enfermedad tan cruel y mortal como la viruela llevan el marchamo de España y forman parte de nuestra historia tan denigrada por nuestros enemigos y a veces por nosotros mismos. Esto es Marca España. Ya es hora de que vayamos conociendo nuestro pasado para que nos sintamos orgullosos del mismo y de ser españoles.

 

Tomado del suplemento Alfa & Omega de ABC, jueves 10 de diciembre 2020

 


 

 


Microrrelato, Ramón Palmeral. La residencia de ancianos

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 En la residencia me tratan muy bien, ya no me pegan tanto.

 

Microrrelato de Ramon Palmeral

13 de diciemre de 2020

 

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Los sentimientos de culpa/ Ramón Palmeral

Se puede ser bueno pero no excepcional, rayando con el genio, nunca se llegará, pero ello no nos debe defraudarnos, ni preocupar, ni frustrar, pues estando dentro de la media, ya es mucho, y sobre todo cuando se van cumpliendo años y confundimos el depósito del líquido del limpiaparabrisas con el depósito del líquido de frenos; pero son despistes que no nos deben producir sentimiento de culpa porque avanzar en la edad, y merman las facultades, que por otra parte es un logro y un contento que pasemos de los setenta. Nunca debemos tener sentimiento de culpa por no ser mejores, o por haber hecho algo mal, sino por lo que no hicimos.

El origen del sentimiento de culpa se instaura en al ser desde nuestra infancia. Cuando nuestros padres pensaban que éramos uno genios,  los mejores y más listos, y nos quedamos sin realizar sus sueños, los sueños de ellos, que no eran los nuestros. Porque, por lo normal, al menos en mi generación no había diálogo con nuestros padres, sino el ordeno y mando, y una «galleta» si venía al caso. Cuando pasan los años, uno se siente, innecesariamente un podo frustrado, y para cura ese sentimiento, necesitamos un diálogo interno sanador que nos será positivo o muy positivo, como una forma de restañar aquellas heridas que nos produjeron, ciertas enojosas situaciones.

 

Si en sentimiento de culpa fuera muy fuerte y constante, por algo que va contra nuestra conciencia, la persona  debe recordar lo positivo y no lo negativo. Nuestra formación  personal está compuesta  por retazos,  pero nunca se deben convertir en flagelos, daños, en víctima o por el contrario verdugos de otros o de nosotros mismos, por la autoinculpación, muchas veces erróneas o innecesarios. Por mucho que te flageles, te castigues  o te pongas cilicios de penitencia, no va a conseguir purificarte como había los frailes antiguamente. A Dios se da igual si te castigas o no.  Por lo tanto el método más acertado en el examen de conciencias.


Quizá debemos hacer las cosas diferentes, desde otro punto de vistas como las veía Pablo Picasso
Todo acto de creación es ante todo un acto de destrucción”.  Para empezar con algo nuevo, debemos acabar con lo viejo, el pasado puede ser un gran obstáculo. El sentimiento de culpa nos ayuda a aprender de nosotros mismos, de actos o situaciones que hayan resultado perjudiciales y que no queremos repetir, no queremos caer en los mismos errores no en la tentación. Sería una forma de aprender porque nadie nace sabiendo. En nuestras vidas experimentamos sensaciones de todo tipo a través de las situaciones que vivimos, experiencias a veces buscada y otras por negligencia, o porque no sabemos. Cuando  nos liberamos de una culpa  nos producen bienestar y placer, es agradable recibir recompensar. Por ello una de la frases que más nos pueden complacer es del de «Te persono», cuando se te perdonado, te sientes liberado.  En la oración del  Padrenuestro  o Padre nuestro (a dos formas son correctas), oración cristiana por excelente hay unos versos que dice:  «perdona nuestras ofensas/como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» Porque el perdón es una gran liberación de la culpa.

Nadie se libra de haber experimentado esta sensación de culpa, alguna vez, porque el ser humano es imperfecto, la perfección puede ser destructiva. Si lo pensamos bien, muchas de las frases que recibimos en los primeros años de vida pretendían sobre todo controlar nuestro comportamiento. Proyectando  un sentimiento de  culpa: «eso que acabas de hacer está muy mal, deberías avergonzarte de ello» o «si eres malo me va a dar un disgusto de muerte».  Así el niño y niñas se sentirán culpables innecesariamente. La culpa no camino educativo, sino que es el ejemplo el que educa.  Porque en lugar de una persona autónoma, estamos construyendo las bases de una persona insegura, temerosa y dubitativa.

La culpa es ante todo una emoción. Y podría acarrear depresiones o ansiedad. No es una forma de educación, sino de control represivo una especie de tortura psíquica. Esta emoción que surge tras un comportamiento, una situación de la que nos creemos responsables o incluso, proyecciones que nuestros padres pudieron dirigir sobre nosotros en el pasado, impacta en uno mismo de diversos modos. Generarnos un malestar tan inútil como innecesario en las personas que nos rodean o que conviven con nosotros, y se podría proyectar a amigos o incluso a vecino, que no nos aludan como una forma de castigarnos por algo que a ellos no le gusta. Se supone que a nadie le gusta ser su propio verdugo, sin embargo en gran parte de los casos acabamos siéndolo de nosotros mismos. Estas acciones mentales son las que pueden alimentar en mayor medida nuestros sentimientos de culpa.

Los pensamientos nos se van a erradicar solo, no se olvidan a nuestro antojo, por lo tanto una de las soluciones podría ser el enfrentamiento para que nos aclaren qué problemas tienen con nosotros, podría tratarse de un malentendido, que la guardar silencio se agrava. Somos complejos y por lo tanto humanos, que conlleva una serie de imperfecciones, hábitos y comportamientos.

Pau Casals y Antonio Machado.

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Pau Casals y Antonio Machado


Como es sabido -aunque puede que no lo suficiente-, Antonio Machado falleció en la localidad francesa de Colliure el 22 de febrero de 1939, pocas fechas después de haber cruzado la frontera con su madre y dos de sus hermanos. En esa diáspora hacia el exilio lo acompañaron hasta cien mil conciudadanos comprometidos en la lucha de la segunda República contra el fascismo. El poeta perdió su maleta durante el trayecto -donde algunos dicen que guardaba un manuscrito-, por lo que llegó a Colliure ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar, según escribiera en uno de sus poemas.

Machado fue inhumado provisionalmente en un panteón, del que era propietaria una tal María Deboher, amiga de la señora Quintana, dueña del modesto hotel que sirvió de posada a don Antonio, su madre y hermanos. Muchos años después, el Comité de Amigos de Antonio Machado en Colliure decidió promover una suscripción a fin de construir una tumba en la que fueran enterrados los restos de don Antonio y su madre. Fue entonces cuando Pau Casals se ofreció para correr con todos los gastos, algo que el presidente del comité, Josep Maria Corredor, desestimó por preferir que la suscripción fuera popular.

En la misma colaboró Albert Camus, que consideraba a don Antonio como un poète que j?admire par-dessus tout. Se consiguió la cantidad de 38.000 francos antiguos y la ceremonia de inhumación tuvo lugar el 16 de julio de 1958. Casals se sintió dispuesto a participar en el acto con su violoncelo, pero por recomendación expresa de la familia del poeta se quiso evitar cualquier manifestación pública masiva el día de ese segundo entierro, algo que hubiera podido ocurrir con la presencia y la interpretación del músico catalán.

Con motivo de la publicación el 12 de octubre de 1957 en Le Figare Littéraire del artículo de Corredor Un grand poète attend son tombeau, que sirvió para promover esa suscripción popular, el ministro de Asuntos Exteriores de Franco, Fernando María Castiella, quiso repatriar los restos de Antonio Machado a España, a petición de algunos familares de don Antonio residentes en nuestro país. Pero tanto esa vez, como la protagonizada por Fraga Iribarne años más tarde -en 1966- siendo ministro de Información y Turismo de la dictadura, los depositarios de lo dispuesto por José Machado hicieron valer el criterio de éste, para quien ese traslado era una disposición contraria en el actual estado de cosas a los sentimientos que impulsaron a Antonio Machado y a Ana Ruiz a desterrarse.

Pocas semanas después de haber sido inhumados por segunda vez el poeta y su madre, y luego también de que el ministro Castiella tratara de trasladar a una España que el poeta había combatido con su pluma y por la cual hubo de sufrir un doloroso y corto exilio que acabó con su vida, Pau Casals fue a Colliure y en la soledad del cementerio tocó su conmovedor y hermosísmo Cant dels ocells. Estoy convencido de que pocos momentos de la historia de nuestra cultura habrán podido tener tan intensa e íntima emoción como la vivida e interpretada por Casals y su chelo al pie de la tumba de don Antonio y Ana Ruiz, tal como podemos leer en el excelente libro de Jacques Issorel «Últimos días en Colliure, 1939» (Ed. Renacimiento, 2016).

Archivo de la etiqueta: Marta Sánchez Martín, hija de Ferlosio y de Carmen Martín Gaite

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Archivo de la etiqueta: Marta Sánchez Martín

Quería escribir una especie post de transición, en el que explicar el adecentamiento general de este blog por la llegada repentina de nuevos lectores. Pero una vez más se han metido por medio otras cosas sobre las que me apetecía escribir. Quizás es que estas entradas son un intento de poner orden en el caos, y al final nunca sé si de aquí sale algo coherente o sólo una sábana en la que mostrar un desorden de objetos extraños, como en el Rastro. A partir de aquí, que cada cual mire, busque y elija (o que pase de largo, si es lo que le sale).

Esta semana me tocaba hacerme la prueba del VIH, y mientras esperaba los resultados aproveché para hacerle unas cuantas preguntas al chico del BCN Check Point. El tema del VIH es hoy en día una cuestión de información: la mayoría de contagios se producen a partir de gente que no sabe o no quiere saber que está infectada, y que tiene el nivel de carga viral por las nubes. Es aquello de lo que hablé en otro post,  si realmente queremos estar informados. Lo de la información también tiene que ver con el propio estigma de la enfermedad: es fácil marginar aquello que desconocemos y ante lo que preferimos mantener una visión un tanto primaria y oscura. En esto me incluyo de alguna manera: conozco cuáles son las prácticas de riesgo, pero una de las cosas que no sabía, por ejemplo, es que sin tratamiento el virus actúa de forma silenciosa y sin producir síntomas durante un tiempo medio de ocho años, pasados los cuales el sistema inmunológico de la persona ha quedado  destrozado. Por eso es tan importante una detección precoz.  Tampoco sabía que con los tratamientos actuales, la carga viral de un portador del VIH es tan baja que es difícil que pueda llegar a infectar a otra persona.

Regalos

Además, te hacen regalos

El chico del Check Point hizo un comentario del tipo ‘afortunadamente, las cosas no son como hace treinta años’. Lo que hoy es una cuestión de querer o no estar informado, a principios de los ochenta era una falta absoluta de información. El SIDA surgió de repente como enfermedad mortal y se llevó por delante a un montón de gente que ni pudo prevenirla ni luchar contra ella.  Lo curioso es que en España coincidiese con un momento en que ciertas prácticas consideradas de riesgo (el sexo casual sin protección y el consumo de heroína) estaban en pleno apogeo, en esa especie de fiesta colectiva que fue la Movida. Trapiello lo explicaba bien esta semana en una entrevista del Jot Down, y me da cierto miedo hablar de oídas sobre algo así. Por entonces yo era un crío y recuerdo comentarios de los mayores sobre el tema, del tipo ‘Fulano está enganchado’, o que alguien estaba ‘muy malito’. Eso también me recuerda a la manera en que se habla de ciertas muertes que se producen ‘tras larga y penosa enfermedad’, o la costumbre de decir que alguien ha fallecido y no que ha muerto.  Pero el caso que tengo más presente es el de la muerte en 1985 de la hija de Carmen Martín Gaite, Marta Sánchez Martín (hija también de Rafael Sánchez Ferlosio, y nieta de Rafael Sánchez Mazas y Liliana Ferlosio). Siempre había pensado que la hija de Carmen Martín Gaite había muerto en un accidente de coche, por eso me sorprendió enterarme de que había muerto de SIDA y enganchada a la heroína. Me resulta curioso el silencio general sobre el tema, así que igual me estoy metiendo en terreno pantanoso (en cualquier caso, la posibilidad de escribir comentarios a este post es algo así como un teléfono de aludidos). Como me dijo mi padre el otro día: está bien que tú quieras desnudarte, pero no sé si tienes derecho a desnudar también a los demás.

Los libros de Carmen Martín Gaite los descubrí cuando tenía dieciséis años, y yo lo sentí así, como un descubrimiento. Con lo que nos impacta de veras se produce algo curioso, porque conecta con algo nuestro que siempre ha estado ahí, y a la vez nos amplía la mirada y nos descubre un montón de cosas nuevas. Creo que de haber leído los libros de Martín Gaite unos años después, no habrían tenido ni la mitad de impacto que tuvieron entonces. Cuando he intentado leer sus novelas otra vez no he conseguido conectar con ellas: me interesa su realidad, pero no aguanto su ficción. Tampoco me gusta la visión idealizada y hagiográfica que la gente tiene de ella, como una especie de vieja-niña con boina y respuestas para todo.  Lo más interesante de Carmen Martín Gaite son sus dudas, sus miedos y contradicciones, y cómo esos repliegues aparecen en muchas de las cosas que escribió. Imagino que sus mecanismos de evasión silenciosa y de reinvención de la realidad eran una manera de luchar contra sus propios demonios. Hay un millón de cosas interesantes de Carmen Martín Gaite que recupero una y otra vez, sobre todo la manera en que colocó la literatura en un lugar central, una especie de filtro que marcaba su visión el mundo. Me viene la idea de crecer con la literatura, que es una forma de no crecer nunca porque te mantiene cerca de la emoción con la que un crío se acerca a un libro. Me resulta muy curioso toparme de vez en cuando con referencias a ella de gente que la conoció, menciones del tipo ‘como decía Carmen Martín Gaite’ sobre una frase o comentario ingenioso. Bueno, más allá del ingenio lo que tenía esta mujer era una gran capacidad de jugar con las palabras, por el amor que sentía por ellas, supongo. Hasta en novelas tan irregulares como ‘Lo raro es vivir’, uno encuentra cosas emocionantes, como la manera en que rescata lo que Beatriz le dice a Dante antes del encuentro con Virgilio: ‘te crea confusión tu falso imaginar, y no ves lo que verías libre de ilusiones’.

Mi relación con su hija Marta es distinta, porque de ella no sé casi nada. Sé que estudió filología inglesa, que tradujo varias novelas y que anduvo metida en algunos proyectos editoriales con Diego Lara. Eso y que se contagió de VIH con su pareja a través de la heroína, o que murió a los veintiocho años, en primavera de 1985. Pero por alguna razón me enganché a su historia, y reconozco que me pasa como a Patrick Modiano en sus novelas, cuando intenta reconstruir la vida de una chica muerta treinta años atrás a golpe de paseos por los barrios de París. He buscado en Sant Antoni las traducciones de Kipling que hizo Marta Sánchez Martín, y  cuando he ido a Madrid me he pasado por la casa de Doctor Esquerdo que compartieron madre e hija, para ver qué pinta tiene el barrio, el edificio o la Fábrica de Moneda y Timbre que está al lado. Creo que todo esto tiene que ver con dos cosas. Por un lado, contagiarse de Sida por la heroína es estar doblemente estigmatizado, y esa es la narrativa que he digerido desde que era un crío: la marginalidad, la decadencia, la enfermedad y la muerte. Pero para mucha gente de esa generación, las cosas funcionaron de otra manera, y se trataba de una especie de celebración de vida, de pasárselo bien y de salir de casa a las cuatro de la tarde para no volver hasta las seis de la mañana del día siguiente. Lo otro que me interesa es el tema de la libertad, que es algo recurrente en los libros de Carmen Martín Gaite. Si para ella la libertad era algo íntimo que vivir a través de la imaginación y la literatura, para su hija fue una cuestión social y que celebrar en compañía de otros (lo que después se ha llamado ‘los excesos de la época’). Sobre ‘Caperucita en Manhattan’ se me ocurre que quizás Carmen Martín Gaite lo escribió como una manera de comprender lo que le había pasado a su hija, para volver a hablar con ella y decirle también que, a pesar de cómo se habían desarrollado las cosas, se alegraba de no haberle impuesto ninguna restricción ni coartado su libertad. Al final del libro hay una cita de Pico della Mirándola que dice: ‘No te hice ni celestial ni terrenal, ni mortal ni inmportal, con el fin de que fueras libre y soberano artífice de ti mismo, de acuerdo con tu designio’. Si se me ocurren tantas cosas que me hubiese gustado preguntarle a la madre, otras tantas le preguntaría a la hija o a las personas que las conocieron.

Martín Gaite y Sánchez Martín

La madre y la hija, a vueltas con la libertad

A las dos les gustaban mucho los cuadernos, y eso es algo que comparto con ellas. Intento llevar uno siempre conmigo para apuntar lo que se me va ocurriendo, pero a veces me despisto y me lo olvido en casa, o el impulso de apuntar lo que sea es más fuerte y lo acabo escribiendo en un folio volandero. Después tengo que volver al cuaderno y pasarlo a limpio, otras veces meto el folio en el cuaderno y así la cosa va creciendo entre el orden y el caos. Hace poco me preguntaba de dónde había sacado eso de los ‘folios volanderos’, así que estuve rebuscando entre los cuadernos editados de Martín Gaite hasta que lo encontré. Estaba en una parte que había escrito unos meses después de la muerte de su hija, El otoño de Poughkeepsie. Decía que no conseguía salir de la habitación de Marta, y que pasaba las horas allí metida rodeada del desorden de  sus cosas:

Aparecen planos de ciudades, tarjetas postales, multas de coche, facturas extrañas, papeles con recados, fotos de carnet, posters enrollados y polvorientos, tubos vacíos de medicinas, billetes de metro y de lotería, librillos de papel de fumar, cajitas que contienen objetos descabalados, carretes de hilo con aguja pinchada, collares y pulseras, cartas arrugadas, frasquitos de esmalte ya seco de uñas, lapiceros, dibujos, collages, barras de labios, sacapuntas, borradores de traducción, agendas y cuadernos, papeles y cuadernos, muchos sin empezar o con una hoja escrita, se los traía yo de mis viajes para incitarla al orden, amaba los cuadernos bonitos como nada en el mundo, pero después escribía siempre en folios volanderos. Nunca ordenaba nada, nunca tiraba nada, nunca acababa nada.

Article 3

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 se respaldaba tanto en la crítica como en el público. Entre visillos, Retahílas, El cuarto de atrás son algunas de sus obras más importantes. Recibió premios de la talla del Nadal, el Nacional de Literatura, el Nacional de las Letras, o el Anagrama de Ensayo.

[Img #224750]Carmen Martín Gaite nació en Salamanca el 8 de diciembre de 1925. Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde conoció a Ignacio Aldecoa y a Agustín García Calvo. En esa universidad tuvo además su primer contacto con el teatro participando como actriz en varias obras. Colaboró en varias revistas como Trabajos y Días en Salamanca y Revista Nueva en Madrid.

 

La Generación de la Posguerra

Se trasladó a esta ciudad en 1950 y se doctoró en la Universidad de Madrid con la tesis Usos amorosos del XVIII en España. Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría posteriormente, la introdujo en su círculo literario, donde conoció a Josefina Rodríguez, Alfonso Sastre, Juan Benet, Medardo Fraile y Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1954. De esta manera se incluyó en la que sería conocida como la Generación del 55 o Generación de la Posguerra.  

[Img #224751]Escribió su primer cuento, Un día de libertad, en 1953, aunque confiesa escribir desde los 8 años.


Comienza su carrera literaria con El balneario obteniendo en 1955 uno de los premios literarios de mayor prestigio en España, el Café Gijón. Tres años después presenta la que sería su obra señera, Entre visillos, al Premio Nadal, ganándolo.

Escribe dos obras de teatro, el monólogo A palo seco en 1957, que fue representado en 1987, y La hermana pequeña en 1959, rescatada en 1998 por el director de teatro Angel García Moreno y estrenada el 19 de enero de 1999 en Madrid. Durante la década de los sesenta continúa cultivando la narrativa, con obras tan importantes como La ataduras (1960) o Ritmo lento (1963), pero es en los setenta cuando vemos la versatilidad de Martín Gaite. Publica sus dos ensayos sobre el proceso contra Macanaz además de su tesis, recopila su poesía en A rachas (1976), y una de sus obras cumbre, la novela Retahílas, sale a la luz en 1974. También a esta década debemos su primera recopilación de relatos, Cuentos completos. Su faceta periodística se caracteriza por su etapa de redactora en los comienzos de Diario 16. Su matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio duró unos años antes de acabar en separación, en los cuales tuvieron 1 hija, Marta, a quien dedicó el cuento La reina de las nieves. Falleció antes que ella.

Su obra es de las más vendidas en España

Entre otros logros, Martín Gaite destaca por haber sido la primera mujer a la que se le concede el Premio Nacional de Literatura con El cuarto de atrás en 1978, y por haber ganado en 1994 el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra. Fue una de las personas más, y mejor, premiadas del mundo de la literatura; obtuvo el Príncipe de Asturias en 1988 compartido con el poeta gallego José Ángel Valente [1929-2000], el Premio Acebo de Honor en 1988 como reconocimiento a toda su obra, el Premio Castilla y León de las Letras en 1992, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997, Pluma de Plata del Círculo de la Escritura otorgada en junio de 1999 y cuya ceremonia fue retransmitida por videoconferencia a través de Internet, algo sin precedentes, hasta aquel momento, en el mundo literario.

[Img #224752]Con su ensayo Usos amorosos de la posguerra española recibió en 1987 el Premio Anagrama de Ensayo y el Libro de Oro de los libreros españoles. Esta obra dispara sus ventas, y desde entonces las obras de Carmen Martín Gaite están siempre entre las más vendidas en España, siendo espectacular su éxito en la Feria del libro de Madrid, donde solía ser su obra de cada temporada la más vendida de la feria. Cultivó también la crítica literaria y la traducción destacando en autores como Gustave Flaubert [1821-1880], Rainer Maria Rilke [1875-1926] y Emily Brönte [1818-1848], colaboró, asimismo, en los guiones de series para Televisión Española Santa Teresa de Jesús (1982) y Celia (1989), serie infantil basada en los famosos cuentos de la escritora madrileña Elena Fortún (1886-1952).

Publica dos enormes éxitos de crítica y público, Lo raro es vivir en 1997 e Irse de casa en 1998, y en 1999 se publica y representa La hermana pequeña y recopila en Cuéntame, con la colaboración de la Emma Martinell Gifre, ensayos y cuentos escritos entre 1953 y 1997. En 2000 se le diagnostica un cáncer que cerca de mes y medio después acabará con su vida el 23 de julio en una clínica de Madrid. Es enterrada en El Boalo, donde residió sus últimos años en la casa familiar y donde están enterrados sus padres y su hija.


De tripas corazón, Jose Ángel Valente, poeta compometido.

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En las tripas de un poeta comprometido

Por fin ven la luz los textos privados e inéditos que el gallego escribió durante 40 años. 'Diario anónimo' muestra su proceso creativo, su dolor ante la pérdida de un hijo y su implicación pol&iacute

PAULA CORROTO

Durante nueve años, la intimidad de José Ángel Valente (Orense, 1929-Ginebra, 2000) estuvo guardada en un cajón. Sus notas personales, ideas de poemas, aforismos y lamentos privados escritos en dos cuadernos, uno negro y otro amarillo, entre 1959 y la fecha de su muerte, habían sido custodiados con celo por su compañera, Coral Gutiérrez. En 2009, todos estos textos pasaron a manos del catedrático de Historia de la Literatura Española Andrés Sánchez Robayna, quien desde entonces se ha encargado de darles forma y que ahora Galaxia Gutenberg publica bajo el título Diario anónimo. Quedan así expuestas por fin ante el lector las tripas de Valente: un poeta que no creía en Dios, pero que se esforzó por entender la parte física de la mística de Santa Teresa y San Juan de la Cruz; un escritor que se llevó a la tumba la etiqueta de intelectual, difícil y filosófico, pero que, como afirma la poeta Marta Agudo, estudiosa de su obra, no dudó en acoger a marxistas en su casa de Ginebra en pleno franquismo.

"Estas notas nos muestran el taller del autor. Es el revés de la trama. Las costuras. Y son muy interesantes tanto para el lector de poesía como para el que no lo es, puesto que se convierten en una vía de entrada para conocer al poeta", afirma a este periódico el doctor en Filosofía Jordi Doce, autor junto a Marta Agudo de Pájaros raíces. En torno a José Ángel Valente (Abada editores, 2010).

Estos aforismos y notas personales están escritos entre 1959 y el año 2000

A pesar de su título elegido, en realidad el libro se acerca más a la idea de "falso diario", un pensamiento muy en consonancia con el propio Valente, quien una vez señaló: "Yo creo que el poeta debe tener una biografía, incluso varias, a condición de que todas estén cuidadosamente falsificadas". Además, como recuerda Sánchez Robayna en el prólogo, la concepción de diario que tenía el poeta "está más cerca de los carnets del escritor que de los diarios confesionales". Por supuesto, persiste siempre esa idea de la otredad en la que tanto insistió: "Para retratarse hay que mirarse a sí mismo. Pero cuando trato de mirar a un presunto mí mismo, siempre veo a otro y, por lo general, no suelo reconocerme", escribió Valente en 1994.

No obstante, este Diario, estructurado en tres ejes, según Sánchez Robayna, expone con claridad las inquietudes del poeta. La primera parte es un recorrido por los gustos literarios del autor de A modo de esperanza. Valente reflexiona sobre la palabra poética y sobre la significación de la poesía "la escritura no es un acto, es un estado", escribió y del poeta en el mundo de hoy. Está muy marcada la idea del silencio y lo que es la noción de realidad y realismo. Valente, en un ejercicio metaliterario, analiza sin parar citas de Dante, John Milton, Kafka, Artaud, Montaigne y otros filósofos.

Según Doce, entre 1959 y 1970 es en "un estupendo poeta político"

Para Doce, en esta época, que abarca entre 1959 y 1970, es cuando Valente se convierte en "un estupendo poeta político". No tanto por sus "poemas protesta" o sociales, más propios de otros poetas generacionales como Gabriel Celaya o Ángel González, sino "porque analiza el lenguaje político. Él es muy crítico con la demagogia y piensa que para que una sociedad piense primero hay que limpiar el lenguaje, hacer una crítica de las ideas" que se vierten. En este Diario anónimo aparecen singulares reflexiones sobre las ideas políticas. Una de ellas, del filósofo Edgar Morin, la recoge, curiosamente, el 15 de mayo de 1965: "La revolución es una lucha por el hombre, no por el sistema".

En la misma línea, Marta Agudo insiste en esta faceta comprometida de José Ángel Valente. La poeta, que ha estudiado de cerca los poemas en prosa de No amanece el cantor, señala que Valente "tiene los poemas de temática social más fuertes", aunque no sean tan explícitos como los de sus colegas de generación. Recuerda especialmente uno que se incluye en el libro El inocente y que tras nombrar a "cuantos creen que existen alturas en el alma y que hay corrientes en el pensamiento, los que son espíritu de la época", Valente acaba con un contundente: "Son unos cerdos".

La implicación política de Valente dio paso después a una profunda reflexión sobre los místicos españoles. Estos pensamientos también están incluidos en este Diario anónimo. No obstante, no hay alusiones religiosas. Valente no era creyente, pero sí le preocupaba todo lo espiritual ligado a la materia, al cuerpo. "Él lo que intenta es recuperar la pulsión erótica de la mística española", apunta Doce. Es el mundo físico, casi agónico de Santa Teresa y San Juan de la Cruz lo que le interesa. Como escribió el 25 de mayo de 1987, "el espíritu es la metáfora de la infinitud de la materia".

Marta Agudo: "El poeta comprometido saldrá a la luz cuando acaben los prejuicios"

El segundo eje de este Diario está marcado por la muerte de su hijo Antonio en junio de 1989 a causa de una sobredosis. Tenía 34 años. Valente le dedicó No amanece el cantor (1992) y varias entradas en esta especie de blog de la era preinternet. Dramática es la frasedel 5 de enero de 1990: "Empieza un nuevo año ¿nuevo? marcado duramente por la pérdida de Antonio".

Esta muerte del hijo, uno de los golpes más duros que sufrió el poeta en su vida, tuvo lugar, además, en un contexto en el que no fue el único padre que se enfrentó a esta tragedia. Como recuerda Jordi Doce, muchos jóvenes nacidos a finales de los sesenta y principios de los setenta tuvieron problemas con las drogas, y aquellos padres de ideas progresistas se sintieron culpables por no haber ejercido la suficiente autoridad hacia sus hijos. "Él había vivido la dictadura y tenía problemas con el concepto de autoridad. Lo que ocurrió con su hijo fue terrible para él", apostilla Doce.

La tercera parte de este libro lleno de intimidades está centrado en su proceso creativo. Son primeras versiones de su poesía, aunque también hay reflexiones sobre su propia existencia. Un regreso a la ontología, a quiénes somos. "La forma más peligrosa del resentimiento es la del que no podrá nunca perdonar a los otros su propia insignificancia", escribió el 14 de marzo de 1996. El último texto fechado es del 25 de abril de 1999, su cumpleaños. En él recuerda a Miguel de Unamuno y el homenaje que le hizo la II República aquel día en 1934. Este es el otro Valente. El comprometido. El que, como dice Marta Agudo, "saldrá a la luz cuando acaben los prejuicios".

50 años del cierre de las minas de oro de Rodalquilar. Torre slos Alumbres

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50 años del cierre de las minas de oro de Rodalquilar.

La tradición minera de Rodalquilar, se remonta en la historia, y comienza con la extracción y tratamiento del alumbre (alunita), un fijador de los colores para los tejidos, que tuvo gran importancia durante la Edad Media.

En el Playazo se instaló una fábrica y un poblado minero a principios del siglo XVI, recién terminada la Reconquista. Los ataques de los piratas berberiscos eran continuos, y en uno de ellos fue raptado todo el antiguo pueblo de Los Alumbres. Para su protección se construyó el soberbio castillo renacentista de la Torre de los Alumbres, junto al camino de El Playazo, que milagrosamente se mantiene en pie y que, curiosamente, aparece en el spaghetti-western “La muerte tenía un precio”, de Sergio Leone.

En 1.764 la defensa del valle fue asumida por la cercana batería de San Ramón, una de las nueve fortalezas costeras que Carlos III mandó construir desde Almería hasta Málaga.

El descubrimiento del oro en Rodalquilar está ligado al agotamiento de los filones de plomo argentífero que se venían explotando en la zona desde principios del siglo XIX, teniendo su auge entre 1870-1875.

En 1883 se descubre oro en la mina “Las Niñas”, situada en el barranco del Lobo a menos de un kilómetro del pueblo de Rodalquilar. El problema para su extracción era que el oro estaba diseminado en el cuarzo y requería de una tecnología para su extracción con la que no se contaba en Rodalquilar. La solución fue enviar el cuarzo por barco al puerto de Mazarrón con destino a la fundición Santa Elisa. Allí se fundía con la galena obteniéndose unos lingotes de plomo aurífero, que eran enviados a Amberes, donde se separaba el plomo y el oro.

En 1915 se descubre oro en la mina “María Josefa”. La importancia de este descubrimiento radica en que el oro, además de presentarse diseminado en el cuarzo de los filones, también aparece en estado libre, posibilitando su extracción a pie de mina. Este será el inicio de una carrera en busca del beneficio del oro de Rodalquilar por parte de mineros locales, nacionales, europeos e incluso parte del gobierno de España.

El sueño dorado de Rodalquilar terminó en el año 1966.

El pueblo, de apenas 200 habitantes, superó el millar de vecinos durante la época de mayor esplendor de la planta Denver, la mayor planta de cianuración de Europa occidental por aquél entonces, en manos de la empresa nacional Adaro, cuando el día a día de Rodalquilar giraba en torno a la extracción del oro y contaba con servicios nada frecuentes para la época como cine, economato o club social.

 

La Junta de Andalucía adquirio el poblado minero y su posterior rehabilitación y adaptación funcional de las antiguas edificaciones mineras, se ha transf

Carlos Sahagún, poeta alciantinos y mediterráneo (1938-2015), ratrato a plumilla y lápiz por Ramón Palmeral


Antonio Machado en Valencia, Barcelona y Colliure (Francia) Fotografia y dibujo de Ramón Palmeral

Miguel Hernández y César Vallejo dos poetas convergentes. Por Ramon Fernández Palmera. Publiado en Wall Street Internacional Magazine

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                    (Detrás de la imágen esta Cesar vallejo con Emilo Prados y Manuel Altolagurre)



                       (César Vallejo, Nicolás Guillén y Pablo Neruda en el II Congreso, España 1937)









 Artóculo publicado en el Magazin Wall Sreet Internationa, 29 de diciembre de 2020, por Ramón Fernández Palmeral

Miguel Hernández y César Vallejo en la guerra civil española, por Ramon Fernandez Palmeral en la revista Wall Street International

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Miguel Hernández y César Vallejo en la guerra civil española

Reflexiones sobre dos poetas convergentes

20 diciembre 2020,

Los poetas Miguel Hernández y Cesar Vallejo tienen coincidencias personales como que eran de origen humilde, católicos; se hicieron comunistas, los dos viajaron a la URSS; fueron poetas y reporteros de guerra, estuvieron en la cárcel, coincidieron en II Congreso de Valencia y murieron jóvenes. Respecto a su poesía convergen en los temas, como vamos a estudiar seguidamente, pero no tuvieron influencias específicas ni concretas de acuerdo con los estudios actuales... Sigue en el Enlace:

 

ENLACE a la revista Wall Stree International Magazine:

 https://wsimag.com/es/cultura/64381-miguel-hernandez-y-cesar-vallejo-en-la-guerra-civil-espanola

 

 https://wsimag.com/es/cultura/64381-miguel-hernandez-y-cesar-vallejo-en-la-guerra-civil-espanola

Lanca Tuki Tepano/rapanui

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 lanca Tuki Tepano | Rapanui









He Rau Oho
(Parehe)

A au i poreko ai irunga ite henua rito mata ete natura i haere ai i tua ote haka rori pua`a.
He poki a au ote mata haere kira kinei ki mao te ao ta`a toa i nohoa ai.
Ina ooku aka, a au he pungaehu karu e hoa ena ete tumu tiare e tooku heuna he tokerau e tari nei i a au.
A au e ngaroa ena he tangata ote nga nuna`a hae haere ena ina kai anga etah henua mo raua.
Te matou kuhane ko mahai ite opata e ite ati ote henua e anga mai ena ete natura.
Te matou a`amu ote nga nuna`a ena e haere ena a rua ko te pua ko ngaroa e ko haka piri a kite haere
anga ote pua´a.
O ira a au ko hoki haka au ana e koro va ana te haka titika iroto ite rauho ote mahina i emu ai.
I Te roa roa ote hauoho he kona mo kimi mo vananga no e au kite nu´u hanga e au.

(Huri kite reo rapa nui e Blanca Tuki Tepano)

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Camiseta de colección 75º aniversario de la Sociedad Filatélica y Numismática Alicantina, diseño de Palmeral

¿Qués es la poesía escatológica?

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 Aplico al palabra escatología en poesía en el sentido de leguaje grosero, indecente, irreverente o sobre la miciones y defecaciones.

Cada cual puede escribir lo poesía que le parezca bien, y usar el lenguaje que quiera, pero él solo se sitúa donde lo corresponde al leguaje por su estilo, sin ánimo de ofender, por ejemplo:

 

El poeta del Siglo de Oro Francisco de Quevedo planteó esta cuestión en un tratado titulado Gracias y desgracias del ojo del culo   que ahora reedita Pepitas de Calabaza.

«Sábese que muchos filósofos y anacoretas,
Para vivir en castidad, se sacaban los ojos de la cara
Porque por ahí bebe el veneno de los vicios.
Pero ¿cuándo por el pacífico y virtuoso ojo del culo
hubo escándalo en el mundo, inquietud o guerra?».

El escritor que poseía los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago aseguraba que el ojete estaba mejor situado que los ojos.

«Es vecino de los miembros genitales». En cambio, los ojos de la cara
«son vecinos de los piojos, la caspa de la cabeza y la cera de los oídos».

Además, el ojo del culo «da gusto a las gentes». De ahí el proverbio:

«No hay gusto más descansado
Que después de haber cagado»

Quevedo, uno de los autores más reconocidos de la literatura española, no se quedó en el trasero y abordó incluso una de sus funciones más comunes. El escritor estaba convencido de que, aunque es verdad que los ojos no sueltan pedos, no es nada que se le pueda reprochar al culo, porque «son cosa alegre, pues donde quiera que se sueltan, anda la risa y la chacota».

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Un soneto escatológico, menos famoso, es uno mío de Ramón Palmeral tituladoA mis orines:

 Triste y tísico líquido opaco
que como nocturno faro
despiertas al pájaro del otoño
en ridículo y acrobático salto.

Algunas veces noto la caricia caliente
que del acuario orinal sin peces
caen gotitas a la extendida blanca red
de colchón melancólico y oliente.

Un día el forense se desinfectará
las manos con mis orines
y mi colores de resurrección.

Este oro que no es ya catarata
deslucido y podrido de sustancia
nace de mi y en mí se derrama.

 

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Descir que un poema es estológico no es ofensivo, sino que se sitúa en este estilo al emplear palabras groseras, soeces o escatologicas sobre la caca. 

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Najat El Hachmi gana el Premio Nadal 2021, 'El lunes nos querrán'

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Literatura

Najat El Hachmi gana el Premio Nadal por una novela sobre la libertad de dos mujeres

La escritora se ha impuesto con 'El lunes nos querrán' a 1.044 manuscritos, una cifra récord en la historia del galardón, dotado con 18.000 euros

Najat El Hachmi al recoger el Premio Nadal, esta tarde en el Hotel...
Najat El Hachmi al recoger el Premio Nadal, esta tarde en el Hotel Palace.

Dos mujeres en búsqueda de la libertad. Dos mujeres de origen musulmán que parecen tenerlo todo en contra: su sexo, su procedencia, su clase social. Najat El Hachmi ha ganado el Premio Nadal, dotado con 18.000 euros, por El lunes nos querrán, la primera novela que escribe en castellano y en la que explora, de nuevo, el universo femenino y la vida cotidiana en esa frontera entre dos culturas, la occidental y la musulmana.

En una edición de récord absoluto, El lunes nos querrán se ha impuesto a los 1.044 manuscritos presentados al galardón. "Es una novela sobre la libertad y la amistad. Las protagonistas están sometidas a unas normas que las asfixian. Fuera de su mundo también hay otras normas que las van a condicionar por su procedencia", lanza El Hachmi, que nació en Marruecos pero desde los ocho años vive en España. Mientras escribía la novela, el confinamiento coincidió con el confinamiento de sus protagonistas. "Hay mujeres que viven siempre el confinamiento: es su vida. Para salir de casa necesitan un motivo. Odian los periodos de vacaciones porque no pueden salir...".

El Hachmi es una de las voces más críticas hacia el islamismo radical, la opresión y la discriminación. Una crítica lúcida desde la que siempre ha denunciado, ya sea en sus novelas o artículos de opinión, el fundamentalismo y las injusticias, pero también la complicidad de cierto segmento de la izquierda que, amparándose en la libertad religiosa y la tolerancia, ha aceptado tradiciones islámicas de sumisión hacia la mujer (como el velo, sin ir más lejos). Y sí, también hay machismo religioso en este libro. Y una denuncia del "control social" que se ejerce en ciertos barrios donde se concentran familias de una misma comunidad. "La presión que sufren va más allá de las propias familias. Tiene que ver con la segregación urbanística: el control social es mayor, esa vigilancia, el estar continuamente bajo el foco del qué dirán, de los vecinos...", señala El Hachmi. No habla de un lugar en concreto, aunque esa "periferia de la periferia" se parece bastante al barrio de Vic donde ella misma creció al llegar a Cataluña.

En 2019, El Hachmi publicó su particular manifiesto feministaSiempre han hablado por nosotras (Destino), un ensayo en el que alerta de las nuevas formas y retóricas del machismo y del islamismo más conservador. No duda en rebelarse contra la religión, la raza o las estructuras familiares y sociales que limitan la libertad de la mujer. También señala el peligro de fenómenos como las influencers que presumen del hiyab como si fuese un accesorio de moda y no un símbolo de control patriarcal sobre la mujer. Su discurso no resulta complaciente ni con la derecha ni la izquierda (incluso han llegado a calificarla como simpatizante de Vox por su rotunda crítica al velo islámico).

La obra de Hachmi está fuertemente marcada por la identidad y el significado de ser mujer en la cultura musulmana. Licenciada en Filología Árabe, debutó en la literatura con el autobiográfico Yo también soy catalana (Columna, 2004). En 2008 ganó el Premio Ramon Llull con El último patriarca (Planeta), un éxito internacional traducido a una decena de lenguas en el que ya ponía sobre la mesa el machismo en el Islam y que abrió una trilogía compuesta por La hija extranjera (Destino, 2015) y Madre de leche y miel (Destino, 2018), donde profundizaba en la convivencia entre diferentes culturas.

En El lunes nos querrán, escrita gracias a una Beca Leonardo de la Fundación BBVA (se publicará el 10 de febrero en Destino), sus protagonistas buscan una vida propia independiente y el hacer compatibles esos mundos diferentes. "Empiezan creyendo que si no las quieren 'bien', si no las aman como se debe es porque ellas tienen la culpa. Intentan cambiar, adaptarse, hacer dieta y perder peso, seguir las normas de las revistas de moda, las normas de sus familias tradicionales... Hay mucha contradicción. Pero el problema no son ellas", apunta El Hachmi, que ha dedicado el premio "a todas esas mujeres que a día de hoy, en pleno siglo XXI, viven en circunstancias en que la conquista de su libertad parece estar muy lejos". A todas aquellas "valientes que se salieron del camino recto para poder ser libres".

Por las circunstancias sanitarias la ceremonia del Nadal se ha celebrado sin la tradicional cena de gala en el Hotel Palace de Barcelona, sólo un sobrio acto ante los medios de comunicación y el jurado compuesto por Alicia Giménez Bartlett, Care Santos, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello y Emili Rosales. El Hachmi sucede a Ana Merino como ganadora del Premio Nadal y se convierte en la 17ª escritora distinguida con el galardón desde que Carmen Laforet lo estrenara con Nada en 1944 (en estos 77 años lo han ganado 50 hombres). Durante la ceremonia del Nadal también se ha entregado el Premio Josep Pla de narrativa en catalán, que ha recaído en la veterana escritora Maria Barbal por Tàndem, "una historia sobre la felicidad" y cómo "reconquistar la alegría del presente", en palabras de la propia autora. La novela está protagonizada por un hombre y una mujer, ese tándem del título, y explora su "derecho a cambiar y mirar el mundo de una manera diferente, el concederse la libertad de vivir plenamente".

Novela corta literaria: "La dureza curvada del sílex". Amazon Kindl. lectura gratis. Ramón Fernández Palmeral. Ambientada en Almería de cine

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 Novela ambientada en Almería, de Ramón Fernández Palmeral


Ver e:book gratis en Amazon:

https://www.amazon.es/dureza-curvada-del-s%C3%ADlex-ambientada-ebook/dp/B08SKLSN11/ref=sr_1_3?dchild=1&keywords=ramon+fernandez+palmeral&qid=1610265677&s=books&sr=1-3

 

 “La dureza curvada del sílex” es una obra de madurez, experimental, de vanguardia, sin puntos aparte, un compendio entre novela corta, monólogo interior, epistolario, ensayo, prosa poética, ficción en el límite de la realidad. Con un estilo que le da una patada a las normas de la Gramática con doble tirabuzón, para capturar la atención del autor y llenarlo al mundo de Alicia Piedelobo (“Bombina”) una mujer liberada. Se desarrolla la obra en 1989 en un cortijo de las Presillas Bajas (Almería). Aparecen personales reales en un viaje de ficción, como Carmen Martín Gaite, José Ángel Valente, Carmen de Burgos, Mercedes Soriano, Jeanne Chavalier, y una pléyade de actores de cine como Sean Cornery, Harrison Ford, y actrices como Brigitte Bardot, directores de cine como Sergio Leone, Steve Spielberg; poetas y como Antonio Machando, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Pablo Neruda, Francisco Brines, y escritores como Vicente Blasco Ibáñez, Juan Benet, y pintores como Velázquez, Goya, Zuloaga, Picasso; y una referencia más de un centenar de citas de nombres. La novela tiene romanticismo, paisajes impresionistas con múltiples referencias al Parque Natural del Cabo de Gata-Nïjar. Donde el autor Ramón Fernández “Palmeral” vuelve a Almería tras el éxito de su ensayo: “Tras los pasos de Juan Goytisolo por los Campos de Níjar”, y la novela corta “Al Este del Cabo de Gata”, que es su Macondo ideal como las Presillas Bajas, Níjar, La Isleta del Moro, Rodalquilar y San José.Novela trepidante, culta y reflexiva que no deja indiferente al lector y que le dejará sin resuello ni descanso en su lectura, sometida a interpretaciones varias entre filosofía y metafísica.En inglés:“The curved hardness of the flint” is a mature, experimental, avant-garde work, with no separate points, a compendium of a short novel, interior monologue, epistolary, essay, poetic prose, fiction on the edge of reality. With a style that kicks the rules of Grammar with a double twist, to capture the author's attention and fill the world of Alicia Piedelobo (“Bombina”) a liberated woman. The work is developed in 1989 in a farmhouse in Las Presillas Bajas (Almería). Real people appear on a fictional journey, such as Carmen Martín Gaite, José Ángel Valente, Carmen de Burgos, Mercedes Soriano, Jeanne Chavalier, and a host of film actors such as Sean Cornery, Harrison Ford, and actresses such as Brigitte Bardot, directors of cinema like Sergio Leone, Steve Spielberg; poets and like Antonio Machando, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Pablo Neruda, Francisco Brines, and writers like Vicente Blasco Ibáñez, Juan Benet, and painters like Velázquez, Goya, Zuloaga, Picasso; and a reference over a hundred name quotes.The novel has romanticism, impressionist landscapes with multiple references to the Cabo de Gata-Nïjar Natural Park. Where the author Ramón Fernández "Palmeral" returns to Almería after the success of his essay: "In the footsteps of Juan Goytisolo through the Campos de Níjar", and the short novel "Al Este del Cabo de Gata", which is his ideal Macondo such as the Presillas Bajas, Níjar, La Isleta del Moro, Rodalquilar and San José.Fast-paced, cultured and reflective novel that does not leave the reader indifferent and that will leave him breathless or restful in his reading, subjected to various interpretations between philosophy and metaphysics.

 .....................COMENTARIO DE UN LECTOR:................

Predomina la peosía, el paisaje de brutal belleza del Cabo de Gata. La ficción sobre la historia de este relato de una mujer liberada, en la aldea de las Presillas Bajas de Almería, obra que nada tiene que enviadiar a "Cien años de soledad" de García Márquez. La presentación de los personajes, su acción llena de elementos literarios y presenica de escritores como Carmen Martín Gaite, José Ángel Valente, al filo de la realidad y al ficción, con un estilo diredto sin puntos a parte, la citas de poeta universles son la cesura del texto, tan trepiante no dejan ni un segundo de descanso al lector. ppa

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"Bodadillo de balas". Primer poemario ilustrado de Ramón Palmeral, ilustrado, una joya Almeria entre 1983 a 1985

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                      Ramón Palmeral, autor del poermario "Bocadillo de balas" ebook en Amazon Kindler

 

  Leer gratis:

 https://www.amazon.es/dp/B08SL771S7/ref=sr_1_3?dchild=1&keywords=ramon+fernandez+palmeral&qid=1610303101&s=books&sr=1-3

 En este frío invierno de enero de 2017, encontré en mi biblioteca el original de mi poemario "Bocadillo de balas" de 1983, el primer poemario de Ramón Fernández Palmeral, mecanografiado a máquina Olivetti 45. Se titula “Bocadillo de balas” porque entendía que la poesía era dura y lo sigue siendo para mí. Ahora lo he publicado en facsímil para respetar el original sin hacer modificaciones de aquel borrador con la letra de aquella vieja Olivetti, portátil, que me había regalado mi padre en 1973. Para la portada dibujé un caligrama con mi retrato a bolígrafo rojo que he puesto en la actual portada y en la primera página. He unido una selección ilustraciones a bolígrafo que dibujé en San José durante los mismos años de la composición de los poemas entre 1983 y 1985. Una serie del mismo lugar (Piedra Gálvez) en épocas diferentes. Recuperar y digitalizar las páginas mecanografiadas y los dibujos antiguos en facsímiles ha sido para mí un gran placer, que no es palimpsesto, sino que yo llamaría «papirograbado». Para mí es como una joya bibliográfica recuperada, de lo contrario, no la hubiera publicado. Segunda edición enero de 2021.

Un poeta alicantino. Vicente Mojca Benito. "La paz nos epseraba". Reedita el IACJGA

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el iac juan gil-albert reedita el poemario 'la paz nos esperaba' publicado en 1966

La poética de la conciliación de Vicente Mojica Benito vuelve a ver la luz medio siglo después


21/03/2019 - 

ALICANTE. El libro que acaba de reeditar el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, La paz nos esperaba, lo escribía y publicaba Vicente Mojica en 1966, editado por la Caja de Ahorros del Sureste de España. Se trataba en ese momento del primer poemario testimonial de la Guerra Civil en Alicante, ya que todavía no se había escrito nada en verso al respecto. "Los poetas, entonces mayores, debieron estar ausentes de su tierra por imperativos militares, o tal vez por la novedad que suponía en 1966 cantar a los muertos de la media España vencida", afirmaba el autor cuando su obra se reeditó en 1981. Ahora sus textos vuelven a ver la luz, coincidiendo con el ochenta aniversario del fin de la guerra.

Nacido en 1923, Vicente Mojica tenía tan solo catorce años cuando escribía su primer poema, Bilbao la mártir, el cual publicó en la revista Socorro Rojo tras los bombardeos franquistas en dicha ciudad. Un contexto muy distinto al de 1966, cuando publicaba La paz nos esperaba, el que sería su tercer poemario. Pero hablar de la guerra en mitad del régimen que había salido fortalecido tras ella, requería muchísima precisión para expresar lo que él quería. "Es la visión de una persona que se siente víctima por haber perdido su infancia y su adolescencia, pero además no solo siente esa pérdida como suya, sino como algo generacional", explicaba José Ferrándiz Lozano, director del IAC Juan Gil-Albert, durante la presentación de la reedición del libro celebrada este miércoles en la Casa Bardín, sede de la entidad. Una presentación a los medios que contó con la presencia de los tres hijos del escritor: Vicente, José Luis y María José Mojica.

De izquierda a derecha: José Ferrándiz Lozano, César Augusto Asencio y uno de los hijos de Vicente Mojica.
De izquierda a derecha: José Ferrándiz Lozano, César Augusto Asencio y uno de los hijos de Vicente Mojica.

Era un gran Admirador de Antonio Machado y, como él, huía del barroquismo y buscaba la máxima sencillez. Se distinguió por su influencia clásica y religiosa que dejaba ver en el trasfondo moral, así como por la fluidez en el ritmo de sus lecturas. Obras desarrolladas en época de posguerra. "Es uno más de esa generación de escritores alicantinos que no abandonaron su ciudad por motivos de trabajo, y que por tanto no consiguieron la difusión que alcanzaron otros autores", explicaba Ferrándiz sobre el autor. Y es que Mojica era además funcionario de la Diputación de Alicante, ejerciendo como practicante en el Hospital Provincial, y además formó parte de la sección de Filología del antiguo Instituto de Estudios Alicantinos, ahora denominado Instituto Alicantino de Cultura, desde donde él editó numerosas obras de distintos autores locales.

"Es una forma de cerrar el círculo y devolver a Vicente Mojica parte de lo que él nos ha dado", explicaba César Augusto Asencio, diputado de Cultura. Y es que, además de sus diez poemarios, reunidos al final de su vida en un volumen que no llegó a ver terminado, también participó activamente en la vida cultural de la ciudad en otros muchos ámbitos. Especialmente en las fiestas de Moros y Cristianos del barrio de San Blas, de donde era vecino, pero también escribiendo dos cancioneros infantiles e incluso una obra en verso basada en el retablo de la Santa Faz que acompaña a la reliquia en el monasterio, el cual escribió para celebrar el quinto centenario de esta pieza artística. 

Todo el reflejo de esa actividad artística y cultural fue recopilando por su mujer en hasta 34 volúmenes que incluyen recortes de prensa, fotografías y una colección de cartas cruzadas con intelectuales de la época. Trabajo que consiguió desarrollar hasta 2010, cuando enfermó de Alzheimer, y que ahora ha sido donado a la Diputación. Un gesto de satisfacción y de agradecimiento que sus hijos quisieron compartir con todos durante la presentación del libro reeditado. 

Presentación al público

La paz nos esperaba se podrá comprar durante la Feria del Libro, en la caseta que ubicará allí el IAC, que abrirá sus puertas el 28 de marzo en la plaza Séneca, en la antigua estación de autobuses. Pero el 29 de marzo se hará además una presentación del libro, en la Casa Bardín, a las 19:30 horas, que contará con una lectura de sus poemas. Durante el acto intervendrá la hija del autor, María José Mojica, además de Xenia Grey, directora del cortometraje de animación El olvido, un film que también habla de la guerra y que estuvo nominado a los Goya. La directora del metraje leerá precisamente el poema dedicado por Mojica al bombardeo del 25 de mayo.

JOSÉ DE ESPRONCEDA, UN ROMÁNTICO AUTÉNTICO

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18. JOSÉ DE ESPRONCEDA, UN ROMÁNTICO AUTÉNTICO

 

Introduccción

 

Nos hallamos ante una biografía que se debería estudiar con mayor rigor e información sobre el poeta y político liberal del primer Romanticismo José de Espronceda y Delgado. ¿Es cierto que nació en Almendralejo (Badajoz) a las 6.30 hora del mismo día el 25 de marzo de 1808? Dudo de la fecha de nacimiento porque es extraño que figure bautizado el mismo día de su nacimiento en la parroquia de Nuestra Señora de la Purificación de Almendralejo (Libro de Bautizos volumen 1.242, folio 14, firmado por el presbítero Don Adriano de Valle). Otras versiones aseguran que nació en el Paraje de la Vega (topónimo hoy desparecido), término Villanueva de los Barrios (cerca de Almendralejo) donde pararía el coche que llevaba a su madre parturienta; o como el historiador Luis Maestre, asegura que nació en el palacio del II  marqués de Monsalud Juan Nieto Aguilar (destacado miliar en la Guerra de Independencia),  cuando su padre Juan José Camilo de Espronceda y Fernández Pimentel (de origen andaluz, de Los Barrios de Cádiz), sargento mayor o coronel no se sabe bien su graduación– del Regimiento de  Caballería de Borbón, que, supuestamente, servía como ayudante del marqués, y se dirigía en campaña a Badajoz situada a 65 kilómetros, tras el motín de Aranjuez (17 a 18 de marzo de 1808) a combatir contra la tropas invasoras de Napoleón Bonaparte, acompañado de su esposa Doña Mª del Carmen Delgado y Lara natural de Pinos del Valle (GR) embarazada y cumplida de nueve meses. Pues era de costumbre que los militares fueran acompañados de su familia: mujeres e hijos, también criados, si pertenecían a la nobleza, hidalgos y caballeros (no pecheros ni plebeyos) que los pudieran pagar. El nombre completo que le dieron al bautizado es «José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado». Existía la costumbre del bautizo inmediato, por si se morían, de esa forma evitaban que su alma fuera al Limbo de los Justos.

A los historiadores les exigimos rigor, pero sobre todo documentación.

Conoció en Lisboa a Teresa Mancha y estuvo con ella luego en Londres, en París y definitivamente en  Madrid y no se quiso casar con ella, por culpa de la madre de él. A pesar de que tuvieron una hija, en el Romanticismo, como Mariano de Larra, Zorrilla, no estila vale  lleva El matrimonio como una forma de revolución.

     Efectivamente, romanticismo literario no significaba enamoramiento cuando nació en el primer tercio del siglo XIX. Ramón Sijé, lo sitúa en España en 1833, cuando salió "Hernani", la obra de Víctor Hugo, con inauditas libertades artísticas, más el famoso prefacio para "Cromwell" tomado como manifiesto inicila del romanticismo, o "El moro expósito" de Alcalá Galiano. El oriolano Ramón Sijé era uno de los que estaba en contra del romanticismo, y lo expuso en su crudo y áspero libro/ensayo: "La decadencia de la flauta y reinado de los fantasmas", escrito en 1935 para el Premio Nacional de Literatura, aunque no se publicó hasta 1973, gracias al Instituto de Estudios Alicantinos (hoy Instituto de Cultura Juan Gil-Albert), uno de los libros más difíciles de leer de los he tenido entre mis manos. Ramón Sijé era muy cercano a los jesuitas de Orihuela, amigo también del capuchino de Fray Buenaventura de Puzol (mártir de la guerra civil), según Alonso Cecilio, Sijé era falangista joseantoniano, porque también José Antonio que, por cierto lo fusilaron en Alicante en el 36, estaba en contra del romanticismo como entelequia de la libertad individual, porque había sido fuente o despertar de revoluciones, caída de la monarquía de Isabel II, y se culpaba de las reivindicación del nacionalismo separatista vasco de Sabino Arana, y también del separatismo catalán, ya expuesta por Ortega y Gasset, que es una de las consecuencias de las ideas liberales del romanticismo del S. XIX, y, evidentemente, en contra del desmoronamiento de la Unidad de España. Evidentemente, hablamos de otros tiempos, en un contexto histórico que no prosperó por la intransigencia de todos los politicos de la II República.

 

18.1. El concepto de Romanticismo

 

El romanticismo no tiene reglas, de aquí surge la polémica contra el clasicismo que define un sistema de orden, exactitud, reglas, es decir, inmutable. El éxito del romanticismo sueña «con la perfectibilidad del hombre y su espiritualidad». En las artes interesa el genio individual. Nacen los pronunciamientos, las barricadas, los pronunciamientos, la exaltación de lo nacional (desemboca en la idea de nacionalismo o recuperar la memoria nacional) y de lo tradicional y lo revolucionario. La triple embriaguez romántica: el amor, la libertad y la patria. Reaparecen los temas medievales, heroicos, leyendas con milagros de José Zorrilla, "Un testigo de Bronce", los temas luctuosos y espirituales "Don Juan Tenorio", el gusto el gótico, las cruzadas, lo que Mariano José de Larra intenta en sus "Artículos de Costumbres" es la regeneración nacional. Esponceda rapta a Teresa, casada y con hijo en Lisboa, regresa industado a España en 1833, escribe el Famoso "Canto a Teresa". En un banquete pronunció un discurso satírico en verso, que hizo hablar a toda la Corte, y fue desterrado a Cuéllar, donde compuso El "Estudiante de Salamanca". Fue una regeneración que sacaría a las bellas artes de su letargo clasicista.

Como también apuntó Guillermo Díaz Plaja en su libro "Introducción al estado del romanticismo español", con el que ganó el Concurso Nacional de Literatura de 1935. El clasicismo en contraposición del romanticismo, porque aquéllos mostraban una fuerte resistencia a los cambios y seguía los cánones de la rigidez inmovilista del Antiguo Régimen, hubo una polémica entre el romanticismo y el clasicismo. Las ideas de Schlegel fueron difundidas en España por Juan Nicolás Böhl de Faber, padre de la poetisa que firmaba Fernán Caballero. (Recodemos que Juan Nicolás Böhl de Faber, fue cónsul alemán de Federico Guillermo III de Prusia en Cádiz, delegado de la firma comercial Duff Gordon y Cía se casó Francisca Larrea, gaditana con sangre irlandesa, traductora de Byron y de Mary,. Böhl defendió el clasicismo del romancero y el teatro español, prácticamente menospreciado en beneficio del teatro francés modernizante, y es famosa su polémica con el gaditano J.J. de Mora. Juan Nicolás era padre de Cecilia, que firmaba como Fernán Caballero).

 

18.2. Cartas a Teresa Mancha

 

  «Canto a Teresa. Descanse en paz». Es una gran elegía que ha sido objeto de discusión entre los críticos con referencia a su no conexión con el resto de los poemas de El diablo mundo (Siete cantos, inacabado y publicado entre 1840 -1841 en cuadernos sueltos, siguiendo el sistema de las novelas por entregas), a pesar de que Espronceda nos dice que el Canto II (El diablo mundo) se titula: «A Teresa» y que es independiente y que le sirve de desahogo a su espíritu dolorido por el desenlace de quien ya no era su amante sino la esposa de Narciso de la Escosura Morrogh, periodista, político y comediógrafo español.

Espronceda la en un ataúd tras las rejas de la casa la madrileña situada en el nº 13 de la calle de Santa Isabel, domicilio de su ahora marido Narciso, fallecida por tuberculosis (un vómito de sangre), el 18-09-1839. Asido a los hierros de una de aquellas rejas de la calle pasó la noche de velatorio el poeta, contemplando el cadáver de Teresa en su ataúd. Narciso y Espronceda estaban enfrentados, parece ser, no está documentado que hubo un duelo entre ellos.

 

 Efectivamente, José Moreno Villa acierta al decir que es un grito doloroso, el propio Espronceda lo confirma escribe: «Este canto es un desahogo de mi corazón», es decir un grito como desahogo vital de un dolor interno,  herido orgullo por haber sido abandonado por Teresa, y madre de su hija Blanca.

Análisis métrico y de la rima. El «Canto a Teresa» consta de 44 octavas reales (ocho versos endecasílabos de rima consonante ABABABCC) de perfecta factura poética y académica. Son estrofas de corte clásico que procede de la poesía italiana, aclimatada a la lengua española en el siglo XVI.

Puliendo la poesía «esproncediana», y haciéndola más sutil e insólita, al tiempo que la complica con hermetismos, adjetivaciones nominales,  y al mismo tiempo, fantásticas figuras estilísticas y metáforas sutiles, lo convierte en una verdadera obra de arte, semejante a  La fábula de Polifemo y Galatea de Luis de Góngora.

La gran digresión que de este dolorido canto de su «desierto corazón herido» (herido en su orgullo por hacer sido abanado por la difunda en vida),  nos relata una felicidad pasada, un presente doloroso y un futuro desesperanzador. Nunca comprendió que Teresa lo abandonara, ello hirió su orgullo varonil; pero no le hizo reflexionar ni auto-culparse de sus supuestas infidelidades. Hasta que una mujer de valía y bella como ella, dijo: «¡basta!, no te aguanto más».  Sin embargo, esta elegía a la muerte de la amada es la idealización de un amor en el apogeo del Primer Romanticismo trágico. Un idílico amor parecido al «amor cortes» medieval hacia una mujer casada. La verdadera etimología de Romanticismo es revolución, tiempos de cambios sociales y políticos con constantes pronunciamientos antes la hostilidad del Rey Fernando VII de perder sus privilegios de rey absoluto propio del Antiguo Régimen, lo que no sabía es que el desastre de la Guerra de Independencia, había ocasionado una zanja irreconciliables entre el pueblo y la monarquía y la nobleza que se entregó a los halagos hacia el emperador de Europa Napoleón Bonaparte al quien en Bayona abdicaron la Corona de España a su hermano Juan I Bonaparte (Pepe botella) que  fue rey de Espala desde el 6 de junio de 1808 y el 11 de diciembre de 1813.

«Canto a Teresa» se poetiza desde el yo poético, en primera persona de una forma íntima y sincera (diario íntimo de recuerdos) que rompe con el resto del poema de El diablo mundo, en tono satírico, pero que no podía ser descrito de otra manera por el propio carácter del poeta y de su época.

Pienso que es su obra maestra por su pureza hasta la arrebato, profunda, sensual, sugerente, filosófica y lírica, pero a la vez terrible e irónica por tratase de una tragedia en la persona de su amante Teresa Mancha que ya no lo era cuando falleció. Estos recuerdos de unos desencuentros amorosos que dieron lugar una hija ilegítima de nombre Blanca, renovaron la terminología literaria de su tiempo, creando una nueva expresión verbal, reflexiva de las más hondas convicciones humanas en años de pronunciamientos políticos (revolución) de la Historia de España del Siglo XIX.

Controla Espronceda el tiempo espacial y el narrativo, la rima y los ritmos en el encajonamiento forzoso las octavas reales de rima consonante. Cada verso se inicia con letra mayúscula como era propio de la época Barroca. La obra ha traspasado el tiempo, ha atravesado la opaca cortina del olvido y sed hace actual. En 1908, don Marcelino Menéndez y Pelayo la escogió en un libro Las cien mejores poesías de la Literatura castellana, editado por Victoriano Suárez, 48 Preciados de Madrid. Este libro (segunda edición de octubre de 1925) llegó a mi poder en 1965, comprado, al azar, en un mercadillo callejero de libros antiguos de Málaga. Desde entonces yo conocía “Canción á Teresa”. Descanse en paz. Páginas 232-244.

 Este canto representa el fracaso del amor, un amor pesimista y desilusionado, que acaba con la muerte del amor idílico, como salida liberadora de la degradación y el dolor de los hombres y, en este caso, de Teresa, que representa la primera ilusión, la nueva experiencia que enciende su espíritu y lo enriquece, pero que una vez conocida, se desecha por haber conseguido el deseo. En un análisis realizado por el Pedro Salinas poeta de la Generación del 27 sobre el «Canto a Teresa», llega a la conclusión de que Espronceda pasa por tres estados en su forma de enfrentarse con la realidad: de iniciación a la vida, de desilusión y de odio y desesperación por lo perdido.

El tema de la mujer llena seis octavas, en las cuales, conducidos por la juventud, nos hemos situado en la zona de la ilusión, en ese momento del enamoramiento ciego. La mujer, el mundo como diablo son sólo una imagen, un reflejo del alma. Es el amor que se adora a sí mismo o que recuerda un estado perdido por no saber retenerlo como tesoro. Esa mujer inmaterial, ya muerta tras la verja de la madrileña calle de Santa Isabel existe únicamente en la memoria que como un disparo de pólvora negra en un arcabuz, huye del presente, sin más. Quizás Espronceda escribe su canto por temor al olvido. El sentimiento amoroso de la juventud inocente ha creado esa mujer aérea, etérea,  que le ha conmovido profundamente los sentidos, las neuronas que alimentan su ego y su desdicha; no obstante, de un ensueño casi espiritual nace un amor, a pesar de que Teresa se había casado con Narciso de la Escosura. Hay un choque entre el orgullo del abandono y el amor, un combate entre realidad y la fantasía de un deseo ahora imposible y trágico tan de moda en el Romanticismo.

Los ritmos versales se armonizan con la rotación de la Tierra y el Sol, con las estaciones del año como «Brilla radiante el sol, la primavera», ritmos de olas rizadas del mar, se cita tres veces, o volaron con cuatro veces. La armonía es crucial.

Vemos también todo el dolor de Teresa, toda su desdicha. Para aumentar el infortunio, el alma romántica exclama: «¡Y tan joven, y ya tan desgraciada!» (Octava 35). Teresa ha zozobrado en el mar engañador del amor felón, siempre traidor y fungible con la maldición de alguna bruja o  gitana hechicera que la ha gafado «¡Pobre Teresa! Al recordarte siento / un pesar tan intenso..» (V. 2 octava, 31», con el  despecho sarcástico final de «Que haya un cadáver más. ¡qué importa al mundo» (V.8 de la octava 44), como cierre. Al final Espronceda consiguió inmortalizar en la Literatura de su amada. Una elegía es un llanto por la muerte de una persona querida, como años después escribiera Federico García Lorca al muerto del torero Ignacio Sánchez Mejías, o Miguel Hernández la muerte de Ramón Sijé. De 1476 son Las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre.

El dolor de Teresa ha tenido el consuelo de la muerte, porque aun esa muerte puede ser el consuelo de la vida; la cuestión es terminar la angustia insoportable de una existencia como objeto. Pero Espronceda tiene que sepultar su dolor en sí mismo y por escrito, sacándose de dentro de sus culpas una espina terrible, una sombra, una desesperación. En el corazón un recuerdo le hace feliz y a la vez le tortura un remordimiento de culpa. Uno de los significados macabros el Romanticismo queda expresado claramente en Canto a Teresa.

No debemos olvidar que se trata de un poema independiente dentro, como se ha dicho de El diablo mundo en el que se mezclan la expresión de intimidad del poeta con la evocación de un pasado de ilusiones, del amor perdido, con gran belleza forma, de un lirismo apasionado y sincero, porque en poesía todo fingimiento es un fantasma volátil que no se sostiene en el tiempo.

Entro los símbolos se destaca libertad, en forma de «guerrera nave» (V.1, de la octava 4) similar al bajel pirata de «La canción del pirata». El poeta es como un gran navío que surca con dificultad las traicioneras aguas de la vida y del amor, viajando continuamente por el peligro de zozobrar, pero sintiéndose libre en espíritu juvenil aventurero y respondiendo al menos en parte a la dirección del timonel. La imagen del río se emplea también de modo distinto en «abundante río» o «cristalino río».

El tiempo narrativo para es pasado, no presente. Ya no es, como para Jorge Manrique, un implacable fenómeno natural, algo ante lo cual el hombre solo puede aprender a convivir y a valorar debidamente. El tiempo no fluye, sino vuela. Así también, el navío del poeta, en vez de surcar las aguas vuela como un pájaro (1591). Este tiempo, todavía horas en el centro mismo del poema -“Y aquellas horas que pasaron / tan breves ¡ay! Como después lloradas” (1680 - 81) -, pasa a través de la memoria del poeta en su contemplación elegiaca. Cuándo su atención se fija en el pasado, las horas se transforman sutilmente en años, y un ¡ay! Subraya el dramatismo de la nueva visión: “Los años ¡ay! De la ilusión pasaron” (1732). Finalmente -en una rápida visión pretérita -el mismo poeta también se somete al tiempo. Habla de ser alado cómo las horas y ascender con su Teresa al cielo (1794 - 95), para gozar allí con ella de una eternidad sin tiempo:

Las horas de Espronceda, esos fragmentos de tiempo intensamente vivido que son la misma del amor, son también sus recuerdos. En Espronceda el corazón desempeña un papel mucho más importante que el alma. El alma sigue siendo para la contemplación de una eternidad en la que apenas se cree: es aun la sede de la vida que nace y de la vida que se va, y por lo tanto, el órgano adecuado para la contemplación de la muerte. Pero el corazón responde a la calidez de la vida en la tierra. Para el poeta medieval la vida en esta tierra no era más que una sombra de la vida eterna. Para Espronceda es lo real, porque cree en el amor e iguala la vida con el amor. El corazón es, pues, ardiente (1720), capaz de amar y de sufrir a causa del amor (1648 - 1650). Por lo tanto, el corazón, al asumir las funciones amatorias atribuidas por los neoplatónicos del siglo XVI al alma, inevitablemente convierte la elegía en un poema de amor perdido.

Espronceda esta psicológicamente emparentado con la naturaleza, para cuya poesía posee una profunda sensibilidad. En el Canto a Teresa se enfrentan la tranquila naturaleza neoclásica, símbolo de la juventud inocente, y la tétrica naturaleza romántica, metáfora del desencanto. Así, de su juventud recuerda Espronceda, entre otras notas, que “Gorjeaban los dulces ruiseñores, / el sol iluminaba mi alegría, / el aura susurraba entre las flores, / el bosque mansamente respondía”; mas a tal visión de la naturaleza sucedió otra decididamente menos alentadora, pues “las rosas del amor se marchitaron, / las flores en abrojos convirtieron, / y de afán tanto y tan soñada gloria, / solo quedo una tumba, una memoria”. Lo que llevó a esta segunda visión de la naturaleza fue el malogrado intento del poeta de practicar el misticismo antropocéntrico sobre la base de la primera naturaleza. En los versos que siguen no se sabe bien si el dios con quien quiere unirse el cantor será alguna divinidad natural deísta, o bien esa versión idealizada de Teresa que “deslizase en el cielo /allá en la noche desprendida estrella”, o si “es el amor que al mismo amor adora”. Probablemente esta última interpretación es la correcta.

La representación más exacta de la penosa situación del romántico en el cosmos sería un cuadro en el que se pintasen, si fuera posible, dos vacíos concéntricos; cosa que Espronceda prácticamente consigue con las estrofas finales del Canto a Teresa.

¿Cómo puede afectarnos el dolor del poeta en el “Canto a Teresa? Porque si lo pensamos bien, debe indignarnos tanto la suerte de Teresa moribunda, abandonada y despreciada por sus amantes, que escasamente parece haber lugar para la compasión hacia tan egoísta amante. Pero piedad nos evoca a nuestro pesar, y en parte creo que la explicación de esto debe buscarse en una nueva intervención en este poema de ese elemento edénico y satánico, tan del gusto de todos los románticos. El Espronceda que bebió de la fuente del amor acaso no estuviera libre ya para obrar en la forma que él hubiera querido, pues “el corazón ardiente /que el agua clara por beber se afana, / lagrimas verterá de duelo eterno, / que su raudal lo enveneno el infierno”. Es notable la influencia del Génesis sobre el Canto a teresa: “si, que el demonio en el Edén perdido / abrasara con fuego del profundo/ la primera mujer, y, ¡ay!, aquel fuego / la herencia ha sido de sus hijos luego”. La tranquila naturaleza neoclásica es al mismo tiempo la representación de la pura naturaleza del Edén; pero al ser este lugar de delicias escena del pecado original, es indirectamente símbolo de lo infernal, y así se explica que los intentos de Espronceda de unirse místicamente con la bella naturaleza resultasen tan torcidos y no le llevasen sino a un egoísmo exacerbado.

    Queda por estudiar si Espronceda leyó La Fábula de Polifemo y Galatea, (1613)del poeta cordobés Luis  de Góngora y Argote, escrito en LXIII octavas reales. La obra cuenta los amores del cíclope Polifemo y la hermosísima ninfa Galatea, recrea un tema clásico de Ovidio. Polifemo es horrendo pues sus proporciones son desmesuradas y su voz espantosa, es la bestia. Su amor por Galatea, es la bella, no es correspondido, pues ésta se enamora del dios Acis de la mitología griega y romana. Se trata de una fábula de transformaciones de tema mitológico enmarcada en un cuadro pastoril con importante presencia del entorno rural y fin trágico porque Polifemo, celo, mata a la ninfa Galatea con una roca.

  Góngora escribe en la octava IV «argentando arena» y Espronceda escribe en la octava 10 «argentada raya», la similitud del adjetivo argentada (de plata) no es una coincidencia, por su rareza.

 

18.3 Vida y obra de José de Esponceda

 

La vida y obra de José de Espronceda es sumamente interesante y educativa, sobre todo por el contexto histórico de la prima mitad del siglo XIX en que se desarrolló, después de la Guerra de Independencia, la Constitución de Cádiz de 1812, el absolutismo del Fernando VII, los exiliados liberales, la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, Isabel II y la Ley Sálica, y la regencia del general Baldomero Espartero, guerras carlistas, los pronunciamientos y, por supuesto la llegada a España del Romanticismo desde Alemania e Inglaterra, cuya verdadera etimología es revolución y tiempos de cambios en todos los órdenes: socio-políticos, ecónomo-industriales, literarios, y apertura social hacia consti-tucionalismo y la democracia, donde se abandonan, definitivamente, las gobernanzas del Antiguo Régimen.

La poesía ostenta el record de poseer la capacidad de crear mundos propios, metáforas, vivencias que constituyen una cosmovisión propia hasta alcanzar el yo poético; es decir, el estilo personal salido de la capacidad estética del poeta en su aventura lírica, entonces será cuando logre el clímax de su arte. Debe conseguir la atracción impersuasible de una sinceridad que, a través, una veces con la belleza y otras con el pulido lenguaje, atrapen al lector (narratorio) como sucede con «Canto a Teresa» porque detrás de estas 44 octavas reales (352 versos) oculta una historia trágica y cierta del siglo XIX, que perdura en el tiempo como toda obra de arte merecedora de ser estudiada y mostrada.

En este extenso poema dedicado a la muerte de su amante Teresa Mancha, José de Espronceda, de una forma sublime y a la vez sutil nos hace partícipes directos de sus vivencias, de sus propios recuerdos, de sus frustraciones o de sus desamores, a través de la poesía, de una de las más bellas elegías del Romanticismo y de la Literatura española, junto a «Coplas a la muerte mi padre» de Jorge Manrique (posterior a 1476), «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías»  de Federico  García Lorca, Cruz y Raya, de 1935, o “Elegía a Ramón Sijé” de Miguel Hernández en El rayo que no cesa de 1936.

Escribe el profesor Juan Cano Ballesta que «El poeta no es un metafísico y el poema no es un tratado filosófico» (La poesía de Migue Hernández, (1962:54). Porque en realidad la poesía es  una forma artística del contar una realidad o un pensamiento, porque la poesía es sí una de las artes, que conlleva estudio, trabajo y sobre todo estilo propio, como salida por la tangente de los mortales, y no inspirado por musas, sino inspirado por el trabajo y el esfuerzos de pulir emociones. Porque como decía el gran poeta Rainer Maria Rilke «La poesía no se escribe para ser entendida y comprendida sino para ser sentida», no consiste es contar sino en emocionar a través de la exposición de sentimientos y evocaciones, a veces abstractas otras surrealistas, por ello, tanto las vanguardias como Poeta en NuevaYork de García Loca, o Espadas como labios de Vicente Aleixandre lo que consiguen o logran es abrir nuevos caminos o formas de  expresión de la mente del hombre a través de las palabras escritas y abrir vías de luz a la  semántica o significado de los morfemas.

El ser humano cabalga sobre sí mismo con una comprensión del ser y del existir con una ostensible privilegiada opinión del yo. Todo el planteamiento existencial radica en esta comprensión del ser como verdad subjetiva de uno mismo, y de la proyección de radiar luz sobre los demás. El poeta es ónticamente independiente de su autor, que son diferentes en esencia, puesto que quien transcribe los pensamientos del poeta es un amanuense: un médium; es decir, el soporte físico sobre el que el poeta se proyecta, y para entenderlo mejor, el poeta es un espíritu inmaterial que usa al autor como soporte material o escribidor. 

Como un primer acercamiento, suficiente para los propósitos de esta monografía Glosada de Canto a Teresa de Espronceda, digamos que vemos y comprendemos al ser invisible del poeta  desde fuera, desde al autor, al que vemos, pero no al poeta quien se valdrá de metáfora, símbolos, imágenes y, sobre todo, de fuerza emotiva y emocional. En el gran poema de Espronceda, «Canto a Teresa» encontramos, pues, todos estas figuras literarias, armas principales del Romanticismo como los sentimientos íntimos, el yo, el amor idealizado, el dolor, la rebeldía, la pasión, el amor imposible, el abandono incomprensible con deterioro de la honra, el sufrimiento por la muerte de la amada.

El ente y el ser  observados  desde fuera  hacia adentro del impulsivo poeta Espronceda del primer Romanticismo Español, en esta maravilla de 44 octavas reales consonantes. Que no es más que la funda, la forma externa, la cáscara del maíz del oro interior que contiene. La rima es una de las particularidades del poema clásico como el ritmo interior para ser cantado. Sin embargo, en la poesía actual se prescinde de la métrica, porque lo especial, la esencia del poema es lo que nos quiere contar que, sin duda alguna, son sus valores peculiares y fundamentales.

El esfuerzo de José de Espronceda en construir la «cáscara del poema», a través de la métrica está al alcance de pocos, y es loable, pero para entender su «Canto a Teresa», en su plenitud, hemos de deshojar su exterior como la panocha de una mazorca para ver sus granos de oro interior. Esto es lo que hemos tenido que hacer en el presente ensayo: desbarbar el exterior, deshacer los hipérbaton, buscar sinónimos y  tratar de comprender lo que nos dice subliminalmente, con la dificultad de un leguaje del siglo XIX. Es sin duda alguna una obra magistral, filosófica y llena de recuerdos, amores y desamores. La relación amorosa entre Teresa Mancha y Espronceda había sido escandalosa para una sociedad de ese siglo, en el que se percibe, desde el presente, a un Espronceda acosador y acaparador, y machista a la vez, que no permitía ser abandonado por una mujer. Es el dicho castellano de «eres mía para siempre». Nunca aceptó Espronceda el hecho de ser abandonado (dejado) y que encima se casara con otro hombre, con Narciso de Escosura, amigo suyo, que pudo acabar en tragedia. Pienso que si Espronceda la hubiera tratado bien no lo hubiera dejado. Pero hubo una tercera persona en discordia de la pareja: Dª María del Carmen Delgado y Lara, la madre de Espronceda, ya viuda.

El detonante para decidirme a retomar el proyecto del presente ensayo, que lo tenía abandonado, se lo debo a mi amiga la poeta María Teresa Rodríguez Cabrera por su poemario Versos compartidos con Espronceda, 2019, de cuyo libro escribí una reseña publicada en El Confidencial Digital, y que tuve la distinción de presentarlo en el Casino Mediterráneo de Alicante

Las ilustraciones son simbólicas, abocetadas la mayoría, son de Palmeral (ilustrador), alter ego del autor del ensayo donde se pretende recrear las costumbres, vestimentas y actos de la época del Romanticismo como una forma de observar el pasado.

 

Publicado en el blog de Poesía Palmeriana, por Ramón Fernández Palmral

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